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Un fiscal investigó una agresión policial a un inmigrante retenido

El inmigrante acabó con una muñeca rota

El fiscal especial de extranjeros de Madrid, Salvador Ortolá, investigó la agresión a un inmigrante en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche, según un portavoz del Ministerio del Interior. A Alí Khalil, argelino, le rompieron la muñeca en la madrugada del 2 de febrero durante "un incidente" con uno de los policías que custodian a los internos. Alí, según la misma versión de Interior, estaba fumando. En el centro está prohibido fumar. Después, le llevaron al hospital Clínico para que le curasen y dieron parte al Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, el mismo que había ordenado su ingreso. También el Defensor del Pueblo, según la misma fuente, recabó información. Además, ayer tres organizaciones pusieron una denuncia en los juzgados de la plaza de Castilla. En ese documento aportan la visión de supuestos testigos y dos cartas manuscritas firmadas por los internos. "Lo levantaron y le dieron tal paliza que le rompieron la muñeca y el brazo", es la descripción que hace este presunto compañero, que niega que hubiese ningún tipo de provocación: "Alí estaba dormido".

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"¿No escuchaste o no entiendes castellano?"

Según una de las dos cartas manuscritas aportadas en la denuncia, hubo más golpeados. Así, al "interno 31", dominicano, le dieron con una porra en el labio por prolongar una llamada telefónica. Un portavoz de Interior, aunque reconoce el suceso que afecta a Khalil, niega las acusaciones de maltrato policial. También otras quejas que se refieren a comodidad e higiene. El funcionamiento de estos centros, dice, es correcto. Asegura que todas las instituciones que los han inspeccionado, incluida una delegación del Parlamento Europeo, han dado su visto bueno.

Las protestas en el centro de Aluche son viejas. Desde que se inauguró, hace menos de cinco años, se han sucedido. En abril de 2008, varios internos se pusieron en huelga de hambre por las condiciones de su confinamiento. Hablaban de comida en mal estado, de trato vejatorio, de falta de higiene.

Ahora, en una carta suscrita por 61 internos, se lamentan más o menos de las mismas cosas. "Sólo hay tres retretes para 66 personas", señalan. También los problemas de espacio: "¿Sabían que hay 10 personas para vivir en una habitación de 20 metros cuadrados?". Se quejan de que sólo funcionan tres de los cinco teléfonos. Y, sobre todo, recuerdan que no han cometido ningún delito y que están allí por una falta administrativa: carecer de la documentación necesaria para residir en España.

A los firmantes les inquieta la salubridad. Dicen haber encontrado en las bandejas de la comida restos de alimentos de días anteriores. Al margen de sus denuncias, piden: "Una asistente social que nos escuche y nos dé soluciones". También solicitan "un supervisor que vigile por los derechos humanos".

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