Un músico volcado en la emoción
El violonchelista bilbaíno Asier Polo busca la esencia de las obras por encima de la perfección - Se distingue por su expresividad
El ahora reconocido violonchelista Asier Polo (Bilbao, 1971) fue un niño "culo inquieto", al que le gustaba ir probando distintas actividades extraescolares. Un día, un compañero de colegio se apuntó a clases de música y él también quiso probar. Pretendió empezar tocando el piano, pero su madre, temerosa de que se cansara pronto, le animó a probar primero con el violonchelo de un tío ya fallecido.
"Me dijo que si de verdad me gustaba la música, en un año me compraba un piano", recuerda Polo. No hizo falta. "Cogí el chelo y fue una sensación maravillosa tenerlo vibrando en contacto con el cuerpo. En una semana tenía claro que iba a ser violonchelista". Contaba con 11 años.
Sólo un lustro después, ganó el Concurso Nacional de Juventudes Musicales. A partir de entonces "fue todo rodado". Gracias al concurso, le ofrecieron hacer pequeños conciertos por la geografía española "en sitios sin relevancia, pero muy buenos para hacer un buen rodaje". La experiencia de salir a los escenarios le encantó y apostó por ser solista. "Es una apuesta fuerte, porque conlleva muchos riesgos. Mucha gente se queda en el camino".
"Tomo muchos riesgos y a veces me equivoco, pero no me importa"
"Lo importante es no parar porque te encontrarás con gente que se fije en ti"
A él le ha ido muy bien. Está considerado uno de los mejores intérpretes a nivel mundial. Su máxima es "estar preparado siempre al 100% y ser honesto", aunque no oculta que su carácter extrovertido y atrevido también le ha ayudado. De los consejos del maestro ruso Mstislav Rostropóvich le quedó clara la idea de que hay que asumir riesgos en la interpretación. En ello está.
"Asumir riesgos me sale de forma espontánea. Hay que cambiar, hay que buscar. Lo más importante es no parar en el camino, porque en ese camino te vas a encontrar con gente que se va a fijar en ti y te va a dar oportunidades". Entre las personas que han confiado en su talento, Polo cita a los directores Max Bragado y Rafael Frühbeck de Burgos y al tenor Alfredo Kraus.
Antón García Abril abrió la lista de compositores que han escrito obras para él. "Hubo una especie de pique" y le siguieron otros como Jesús Villarrojo, Carmelo Bernaola, Tomás Marco y Luis de Pablo. Éste último presentó hace unos días el disco que ha grabado la Orquesta Sinfónica de Euskadi con dos de sus piezas: Danzas secretas y la que le dedicó a Polo, Frondoso misterio, interpretada por el propio violonchelista.
¿Qué tiene Polo de diferente? "Quizá soy más expresivo que otros", responde con pudor el chelista, quien combina la interpretación con las clases en Musikene. "Yo siempre pongo la técnica a disposición de la música. Tomo muchos riesgos y a veces me equivoco instrumentalmente, pero no me importa. Para mí lo importante es plasmar la esencia y la emoción de las obras. Para eso está hecha la música, no para la perfección".
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