"Castigué a los anti-Norris"

Justo cuando la Copa del Rey arranca, el jueves, en Madrid, Audie Norris (Misisipi, Estados Unidos; 1960), campeón dos veces del torneo y tres de la Liga con el Barcelona, demuestra cuántas cosas han cambiado en su vida: ya no responde por Atomic Dog, el perro atómico, sino por Coach Norris. Acaba de empezar el curso de entrenadores de la Federación Española de Baloncesto, que sigue a distancia desde Estados Unidos, y sueña, medio en broma y medio en serio, con formar parte del cuerpo técnico de la selección.

Pregunta. Empiece por el principio. ¿Qué le enseñó su padre?

Respuesta. El trabajo. Era carpintero, trabajaba en un taller de coches y como fontanero. Un día quiso que mis hermanos y yo trabajáramos con él cuando lo que nosotros queríamos hacer era jugar al baloncesto e ir al gimnasio. Estaba levantando un tejado en una casa. En vez de poner las tejas, empezamos a tirarlas como si fueran una bola de baloncesto. Ahí se dio cuenta de que no trabajaríamos como él. Y nos dijo: "Ya que no vais a hacer el tipo de trabajo que yo hago, ya que vais a jugar al baloncesto, maldita sea, más os vale ser el mejor jugador de baloncesto que podáis ser". Desde ese día, ésa es la promesa que he debido mantener durante toda mi vida. Le agradezco que nos dejara jugar: en aquellos tiempos, si no ibas a la universidad, tenías que trabajar o te echaban de casa. Nuestras habilidades atléticas vienen de él. Era alto y fuerte. ¡Tengo manos grandes, pero las suyas eran mucho más grandes! No querías enfadarle porque podía hacerte daño... [bromea].

"Fui al funeral de Fernando Martín. Perdí a un buen competidor y un buen amigo"

"Me gustaría trabajar con Pau y Marc Gasol... ¡Quizás lo haga en la selección!"

P. Por ese cuerpo, varios equipos se pasaron años buscando un anti-Norris. ¿Alguno dio la talla?

R. No. Aquella campaña me motivó incluso más para que me mostrara como un profesional. Cuando ponían en un periódico el anti-Norris, yo me lo tomaba como un reto personal. Trajeron a Roberts, a Herrera, a Sabonis..., a todo el mundo. Y a todos los que trajeron quise castigarles. Ésa fue mi mentalidad: "No vas a trabajar más que yo, no vas a ser mejor".

P. ¿Y Fernando Martín?

R. Recuerdo que la noche previa a los partidos contra el Madrid debía dormir mucho y tomarme mucho voltaren (antiinflamatorio) porque sabía que sería un partido duro y que todos mis músculos estarían doloridos tras él. Sacaba lo mejor de mí. Jugábamos para dos de los mejores clubes de Europa. Él quería ganar. Yo quería ganar. Yo quería ser mejor que él. Él quería ser mejor que yo. Uno de los momentos más tristes de mi vida fue enterarme de que se había muerto en un accidente. Ese día perdí a un buen amigo y a un buen competidor.

P. ¿Fue a su funeral?

R. No habría habido manera de que no lo hiciera. Fernando no fue sólo un competidor en la pista. Era un ser humano, un hombre, un amigo. Y yo debía mostrar mi respeto a mi amigo.

P. En Madrid le recibían de uñas: llegó a encararse con unos aficionados que le provocaron. ¿Sintió usted racismo en España?

R. ¿Racismo en los clubes?

P. O en las aficiones, si es que lo había.

R. No más que en Estados Unidos. No era tanto racismo como aficionados apoyando a sus clubes. Así eran los aficionados del Barça, así eran los del Madrid. Cuando estaba sobre la pista, cuando iba a jugar contra el Madrid, había todo tipo de pancartas diciendo esto y lo otro, de todo. Pero, cuando iba de visita a Madrid, la gente siempre me trató bien. No tuve malas experiencias.

P. Epi, Solozábal, Chicho Sibilio... ¿Quién le impresionó más?

R. Me impresionó muchísimo la habilidad de Epi para hacer las cosas que podía hacer sin ser un jugador rapidísimo. Se creaba tiros. Era muy inteligente. Nadie podía tirar mejor que Chicho. Es uno de los mejores tiradores de tres que he visto. Y el capitán, Nacho [Solozábal], llevaba el equipo de una manera... Los tres me quitaron mucha presión, por eso debo nombrarlos. Sin embargo, el que realmente me impresionó más fue Andrés Jiménez. Tenía un cuerpo NBA.

P. ¿Por qué Fernando Martín no triunfó en Portland?

R. Porque entonces se trataba de una experiencia diferente. Fue el primero. Necesitaba tiempo para adaptarse y a veces eso lleva más de una temporada, igual que me pasó a mí en Europa. Si se hubiera quedado más tiempo, habría sido mejor. ¡Volvió a España y era el superfernando de antes!

P. ¿Y ahora? ¿Qué españoles de la NBA le gustan?

R. Me gusta Rudy Fernández, el de Portland. Muy emocionante. También Pau y Marc Gasol. Me gustaría trabajar con estos tíos... ¡Quizás lo haga en la selección!

P. ¿Qué técnicos le marcaron?

R. Aíto [García Reneses] consiguió que siempre confiara en mis habilidades y que me convirtiera en un jugador de equipo. La mayoría de los estadounidenses no confían en los españoles. Creen que lo tienen que hacer todo. Yo tenía buenísimos compañeros y química. También está [Bozidar] Maljkovic. Me empujó al límite máximo de mis habilidades.

P. Dicen que el Barça es más que un club ¿Sintió usted eso?

R. Absolutamente. La gente de Cataluña es la que hace del Barça algo más que un club. Te tratan como si fueras de la familia.

P. ¿Qué le falta de España?

R. Macho..., la comida y el Rioja.