Tuco Cerviño, el socialista que vino del nacionalismo
Francisco Cerviño todavía se emociona al escuchar La Internacional. O eso asegura uno de los más veteranos diputados del grupo parlamentario del PSdeG, nacido hace 63 años en Pontevedra. "3.000 tíos cantando La Internacional no son una coña...", dice. Pero Cerviño no habla de las huelgas del metal en Vigo, ni de los restos organizados del comunismo. Se refiere a los congresos del PSOE, su partido desde 1995. Dos temporadas antes, Francisco Tuco Cerviño había entrado, como independiente por las listas socialistas, en el Parlamento de Galicia.
"Soy laico en la cuestión de los partidos", confiesa este médico, de especilidad nefrólogo, "son instrumentos que, si no valen, hay que renovar". Aunque tampoco se trata de negar la mayor: "Existe el vínculo sentimental, es cierto, la ligadura emocional; en el PSOE sientes 130 años de historia". Cerviño, portavoz para asuntos culturales del PSdeG, enumera su santoral, y en él no faltan Pablo Iglesias, Julián Besteiro, Alfonso Guerra. "La resistencia después del 36", añade. El parlamentario recuerda su llegada a la organización. Fue de la mano de Constantino Méndez, hoy secretario de Estado de Defensa y entonces miembro de la dirección del PSdeG.
Sin embargo, Tuco Cerviño no se estrenó en política al sentarse en el Parlamento. Su primera militancia legal se inscribió en las filas de la Asemblea Nacional-Popular Galega (AN-PG), el frente cultural de la Unión do Povo Galego. "Pedro Luaces [entonces secretario general de la UPG, más tarde jefe de personal de la Diputación de Lugo de Cacharro] hizo una purga y me expulsó". El socialista hace memoria y bromea: "Luaces, en mi caso, acertó en la acusación, 'socialdemócrata y españolista". Después, el Partido Obreiro Galego, de Camilo Nogueira, junto a quien seguiría hasta 1990 en diferentes mutaciones partidarias, sin acceder a cargo público alguno.
La implicación en la cosa pública desde ópticas no conservadoras, le viene al médico pontevedrés, gerente del antiguo Juan Canalejo coruñés a principios de los 80 y luego del Gregorio Marañón de Madrid, de casta. "Pertenezco a una familia de galleguistas, republicanos, socialistas y masones", se ufana. Su madre, Daría González, fue una de las primeras licenciadas de la Universidade de Santiago en 1935, integrante del Partido Galeguista en 1932 y concejal de Unidade Galega en 1979. La masonería, los radical-socialistas o el izquierdismo difuso del progenitor -a quien Xosé Luís Méndez Ferrín dedicó la novela Retorno a Tagen Ata en 1971- formaron parte del paisaje que forjó a Francisco Cerviño.
Ésta será la tercera convocatoria electoral a la que concurre bajo siglas del PSdeG, de número siete por A Coruña. "Noto no mucha movilización en el electorado, y eso perjudica a la izquierda", repite el mantra de partido, y no duda en calificar la gestión gubernamental de "espectacular". Menciona ordenación del territorio, el incremento presupuestario en sanidad o el Banco de Terras (en manos del BNG).
Del PP no espera nada. "Sustituyen a un conservador consistente como Orza por un neocón [en referencia a Pedro Arias]; hacen renovación al revés". Y le asusta el tema de la lengua: "La política lingüística de Feijóo no es que vuelva a Fraga, tampoco vuelve a Albor; es que vuelve a antes de Albor, y antes de Albor ya sabemos lo que había".
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