Tom O'Horgan, director de teatro en Broadway
Tom O'Horgan, director de teatro y cine, murió el pasado 11 de enero mientras dormía en Vence (Florida), a los 84 años. Con la sensibilidad contracultural que aportó a Broadway, triunfó con el musical Hair, con el que cambió los conceptos del teatro comercial. La obra de Galt MacDermot, James Rado y Gerome Ragni tuvo muchos detractores, oficialmente por los desnudos pero en realidad por presentar los argumentos del modo de vida hippy: hubo prohibiciones, juicios, polémica mediática. Curiosamente, los retratados -los hippies- aborrecían Hair.
O'Horgan estaba alejado del mundo hippy. Nacido en Chicago el 3 de mayo de 1924, gozó de una educación esmerada y convencional. En Nueva York encontró su hueco en La Mama Experimental Theater Club, donde dirigió Las criadas, de Jean Genet, con las instrucciones del autor: hombres para los papeles principales.
Fue igualmente literal con Hair, en 1968, y quiso que los protagonistas -"la tribu"- se motivaran viviendo como una comuna en el mismo teatro. Las regulaciones municipales lo impidieron pero O'Horgan se saltó muchas convenciones escénicas: los actores trajeron objetos que encontraron en las calles. Claro que el director se oponía a las drogas, obstáculo para su ideal de actor, capaz de cantar, bailar y hacer malabares.
El fenómeno Hair lo convirtió en el director de referencia para títulos rompedores. Alguna temporada vio cuatro obras suyas en cartel: Hair, Inner city, Jesus Christ Superstar y Lenny (basada en el humorista Lenny Bruce). Su omnipresencia, aseguraba, le ganó la antipatía del establishment teatral y en los ochenta no pudo estrenar proyectos como Senator Joe, un musical sobre Joseph McCarthy. También realizó películas muy discutidas y coleccionó instrumentos en gran cantidad, que alojaba en su loft, escenario de muchas reuniones del mundillo cultural de Manhattan.
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