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Diseño

Segunda vida para las piruletas de Manhattan

El nuevo Museo de Diseño de la ciudad ocupa el controvertido edificio Lollipop

Andrea Aguilar

A finales del mes de septiembre, arrancó la apertura de la nueva sede del Museo de las Artes y Diseño de Nueva York. Cuando el restaurante de la última planta abra sus puertas el próximo verano terminará la larga y controvertida saga que ha rodeado las obras de remodelación de un mítico edificio: el Lollipop.

No era el más alto de la ciudad, ni el más espacioso, ni el más luminoso. Simplemente se trataba de uno de los más -si no el más- feo, según la crítica de arquitectura del Ada Louise Huxley, poco antes de su inauguración en los sesenta. La imponente masa de cemento recubierta de mármol blanco con fachada cóncava y esquinas de celosía, se apoyaba en unas características columnas: los lollipops. Huxley sentenció que se trataba de "un palacio veneciano de serie sostenido por piruletas".

Para algunos representaba el último rastro de romanticismo arquitectónico en Nueva York; una obra audaz y arriesgada. Otros, lo veían como un aberrante adefesio kitsch. Cuando el Museo de las Artes y el Diseño anunció sus planes de adquisición y remodelación del Lollipop en 2003, defensores y detractores del edificio piruleta se enfrentaron en manifestaciones, juicios, artículos y airadas columnas. El mismísimo Tom Wolfe escribió una de las más sonadas. "Un terrible bofetón se escuchará por todo Nueva York. No será fuego hostil. Será el sonido de la comisión de protección de edificios de la ciudad cayendo por el suelo de nuevo, mientras uno de los edificios más importantes de la historia de la arquitectura del siglo XX se esfuma y las pequeñas criaturas urbanitas esnifan el tufo que queda en el aire", vaticinó.

Ubicado en la esquina suroeste de Central Park, en el número 2 de Columbus Square, el diseño original del Lollipop corrió a cargo de Edward Durrel Stone. Hunfington Hartford, un rico heredero detractor del arte abstracto y firme enemigo del estilo internacional -del metal y el cristal que en aquellos años causaba furor- le encargó el proyecto de lo que sería su galería de arte. El resultado final fue un edificio sin ángulos rectos, "un reloj suizo de cemento", según Durrell, con salas oscuras, suelos de parqué, paredes forradas de castaño y apliques de bronce. La galería cerró en 1969 y el Lollipop pasó a manos de una empresa privada. En los ochenta fue traspasado a la ciudad de Nueva York.

Brad Cloepfil, el arquitecto encargado de la reforma, ha conservado las piruletas de la base, pero se ha propuesto aligerar el conjunto. El mármol ha sido sustituido por una piel de terracota que cubre el cristal de la fachada. Como en una cremallera angular, una serie de cortes conectados aseguran la entrada de luz. El espacio de exposición se ha ampliado mediante el cambio de lugar de las escaleras. El proyecto ha costado 90 millones de dólares.

Dos de las nueve plantas están dedicadas a exposiciones temporales. Otras dos muestran de forma rotatoria las más de 250 piezas de la colección permanente del museo, que incluye joyas y muebles en madera y metal de Frank Gehry, orfebrería de estilo constructivista diseñada por la mítica Margaret de Patta y piezas de Nakashima. Seis artistas becados por la institución imparten talleres en directo y muestran sus técnicas de trabajo a los visitantes. La tecnología ha abierto nuevas puertas a la artesanía y a las llamadas artes decorativas.

Fundado en la década de los cuarenta, el centro fue bautizado originalmente como Museo de Artesanía Contemporánea. Más adelante pasó a llamarse Museo de Artesanía Americana y en 2002 obtuvo su denominación actual. El foco de atención de esta institución, sin embargo, no ha cambiado: materiales naturales y técnicas artesanales, objetos, telas y piezas artísticas, elaboradas a partir de vidrio, barro y metales. Telas, muebles o joyas que defienden la sofisticación de lo cotidiano.

El edificio <b>Lollipop, en Manhattan.</b>
El edificio Lollipop, en Manhattan.
Interior del Museo de las Artes y Diseño de Nueva York, en el edificio Lollipop.
Interior del Museo de las Artes y Diseño de Nueva York, en el edificio Lollipop.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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