El segundo disco de Roger de Flor confirma su pop de autor
A Roger de Flor le produce alergia "lo moderno". Pero la modernidad de la que reniega está relacionada con la moda y no con su propósito de "encontrar la manera de hacer algo personal y distinto". "Me gustaría ser moderno de otro modo", dice. Roger de Flor, en realidad Rogelio Arias (Fene, 1977), habla de fabricar y empaquetar canciones como las que contiene su segundo disco, Naturalidad silvestre, recién salido del horno de Felipop Discos. La sala Fusa, en Ferrol el viernes 13 de febrero, y al día siguiente el Mundoclub vigués acogen los conciertos de presentación de su trabajo.
"Llevaba tiempo con canciones en el cajón, personales, que no entraban en la banda", explica, "y edité la maqueta". La banda a la que se refiere es Bang 74, entente de power pop infeccioso que continúa en trío sin De Flor. La maqueta, Canciones de amor y retranca, que el sello digital A Regueifa puso en circulación en 2007. Antes, Rogelio Arias había practicado el arte del homenaje con el dúo La Sociedad Protectora del Hombre Mono, revisores del cancionero de los Kinks.
Las diez canciones de Naturalidad silvestre, todas facturadas por De Flor excepto una incursión del batería Serguei Izmailov, remite a la espontaneidad. El estilo casual, donde confluyen Burt Bacharah, Jonathan Richman o la última etapa de Nick Lowe, aparece corregido por la riqueza de los arreglos. "En un artículo de Nicolás Vidal
[entonces periodista en Diario de Ferrol] sobre la primera maqueta", recuerda, "asoció mi música a una naturalidad silvestre; me hizo gracia y lo usé". El disco transmite bonhomía a la manera de Ronnie Lane, pero es la retranca la que lo aproxima al cerebro de The Kinks, Ray Davies.
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