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Vida, muerte y naturaleza, a escena

Las calles de Valencia acogen los espectáculos de VEO hasta el 22 de febrero

Con la inauguración de La Caragola, la propuesta íntima de Marisa Falcó y Paco Pellicer, los organizadores de Valencia Escena Oberta (VEO) dieron ayer el pistoletazo de salida al festival de teatro más callejero de la ciudad. En su séptima edición, la vida, la muerte y la naturaleza se convierten en el tema dramático de la mayoría de los actos programados, que este año vuelven a ocupar calles, plazas, jardines, museos, salas de conciertos y un escenario (sólo uno) tradicional: el teatro El Musical de El Cabanyal, que ayer y hoy acoge las representaciones de Cavaterra, el espectáculo subterráneo de la compañía portuguesa Circolando que lleva al espectador a las entrañas de la tierra.

Una 'troupe' de 30 gitanos ofrece en Viveros un circo artesano y familiar

La Caragola, instalada en la céntrica plaza del Patriarca, constituye el símbolo de esta edición del festival y una de las propuestas del ciclo Unicelulares, puesto que la experiencia que ofrece el interior de la caracola de madera es para un solo espectador. "Técnicamente, se trata de un objeto para espacio público elaborado con los métodos de una falla del siglo pasado, la de la vareta mimbrada; y simbólicamente, hace referencia a la vida, al crecimiento, al mar y al vientre materno", explicó ayer Mariví Martín, la directora artística del VEO. En su interior, el visitante se aísla con unos cascos durante cuatro minutos para oír el ritmo del mar a base de sonidos naturales pero también de instrumentos musicales.

Frente a este proyecto unicelular, la propuesta audiovisual del gallego Mateo Feijoo en el salón de actos de Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (Muvim), titulada El blanco de las cosas y la sangre, aborda "la muerte y la desaparición" trasladando a los sentidos la precariedad y la fragilidad del ser humano.

Ya por la tarde, los jardines de Viveros ofrecieron (y lo harán hasta el 17 de febrero) la propuesta más familiar. Se trata de Les oiseaux sont les gitans du ciel, del Circo Gitano Romanés, una multitudinaria troupe francohúngara compuesta por 30 personas con lazos familiares, pertenecientes a una estirpe que lleva 200 años haciendo circo tradicional. Niños, adultos y ancianos ofrecen un espectáculo "de circo absolutamente desnudo, sin tecnología, artesano y familiar", según Marín.

En cuanto a Cavaterra, la directora artística de VEO puntualizó que se trata de una compañía vinculada a una tierra de mineros. Por ello su propuesta, que entierra El Musical en una sima, se convierte en un trabajo muy físico, "sin texto", a base de danza, mimo, acrobacias y objetos arrancados de una mina.

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La concejal de Juventud, Beatriz Simón, auguró el éxito de esta edición y recordó que en 2008 asistieron a los espectáculos 60.00 personas.

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