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Reportaje:

Scolari harta a Abramóvich

El Chelsea despide al técnico mejor pagado de la 'Premier'

Jordi Quixano

Se retorcía en las gradas, entre malas caras y coléricos refrotamientos de manos. Incluso abandonó el palco de Stamford Bridge en los dos últimos partidos cansado del juego mediocre de su equipo, confeccionado a golpe de talonario. Consecuente con sus anhelos, Roman Abramóvich, el presidente del Chelsea, destituyó ayer al técnico Luiz Felipe Scolari (Brasil, 1948). "Hay que ser competitivos y optar a los trofeos por los que competimos", reflexionó el club desde su web; "sentimos tristeza por acabar la relación tan pronto". Más lo siente Abramóvich, que ve fundirse su dinero tan rápidamente como sus ilusiones de conquistar Europa.

Campeón del Mundial de 2002 con Brasil y finalista de la Eurocopa de 2004 con Portugal, Felipão anunció a bombo y platillo su contratación por el Chelsea cuando Portugal se clasificó para los cuartos de final de la Eurocopa de 2008. Relevó al israelí Avram Grant, que perdió la final de la Champions por un resbalón de Terry en la tanda de penaltis. "Es uno de los mejores y sus ambiciones coinciden con las nuestras", anunció el Chelsea al ficharle. Tampoco escondió su salario, el más alto de la Premier: 6,3 millones de euros netos por curso, 1,5 más que Arsène Wenger (Arsenal) y sólo superado por su predecesor, José Mourinho (Inter), con nueve.

"Hay que optar a los trofeos por los que competimos", se justifican en el club
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El lema de Scolari era claro: "No puedes tener estrellas en un equipo ganador, sólo grandes jugadores". De ahí que llenara el Chelsea con sus portugueses conocidos (Bosingwa, Deco y Quaresma). Pero el equipo, atascado en la medular por los egos de Deco, Ballack y Lampard y encasquillado en las últimas fechas en la definición -Anelka es el pichichi de la Premier, pero no marca desde el 14 de diciembre-, no ha funcionado con regularidad. A Stamford Bridge incluso lo ha humanizado: a su llegada, era un estadio inexpugnable (86 partidos en la Liga sin perder); a su marcha, ha cedido 16 puntos. Algo insoportable para Abramóvich, que ve a su equipo cuarto (49 puntos, siete menos que el líder, el Manchester United), clasificado a duras penas para los octavos de la Champions ante el Juventus y apartado de la Copa de la Liga por el Burley, un segunda. El despido de Scolari supone un punto y seguido al fracaso deportivo del equipo, en blanco desde el adiós de Mourinho.

El cambio de gobierno en los clubes ingleses, objeto de deseo de los multimillonarios del planeta, implica la variación de una costumbre hasta la fecha universal, que era la continuidad del técnico hasta el final del ejercicio. En este curso, la Premier ha cambiado a ocho: Ince (Blackburn), Keane (Sunderland), Cubirshley (West Ham), Juande (Tottenham), Keagan (Newcastle), Redknapp y ayer también Adams (ambos en el Portsmouth). A Scolari, de momento, le reemplaza Ray Wilkins, su segundo. A Abramóvich se le acaba la paciencia.

Scolari, en el banquillo durante un partido del Chelsea.
Scolari, en el banquillo durante un partido del Chelsea.REUTERS

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