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Reportaje:EL RINCÓN

El tocado de los grandes retratos

Rocío García

Candela Cort ha salido por primera vez a la búsqueda de clientes, eligiéndolos uno a uno, con exquisitez y tesón. Los ha encontrado en los grandes museos y en tratados y libros de arte. La diseñadora ha desplegado toda su creatividad en la exposición El arte de volar, que se inaugura el próximo jueves en el Museo del Traje de Madrid, y en la que a través de 100 collages cubre con sus delicados sombreros y tocados algunos de los retratos y cabezas más importantes de la historia del arte. Desde los frescos pompeyanos hasta Modigliani, pasando por Leonardo da Vinci, Botticelli, Piero della Francesca, Goya o Velázquez. En una intervención sorprendente y mágica, Candela Cort, madrileña de 49 años, ha puesto en la cabeza de La Maja desnuda, de Goya, un tocado rupturista de bolitas con palos de bambú como si de un artefacto molecular se tratara, y ha elegido algo más clásico y glamuroso para La Maja vestida. A las meninas de Velázquez las ha adornado con pinceladas de cristalitos, mientras que para un retrato de Utamaro, el pintor japonés del siglo XIX, ha elegido unas ramas de coral como si fueran salidos de la propia cabeza. Un velo y unas plumas rematadas en broche han sido la opción para la lámina La mujer del armiño, de Leonardo. Ha conjugado lo moderno y lo antiguo, lo armonioso y lo estridente. "He buscado intercambio de épocas, transformando mis sombreros en algo clásico y dando a los retratos un toque moderno", asegura Candela Cort en su taller de Madrid, un lugar luminoso con vistas a la Quinta de los Molinos, lleno de cachivaches, cordones, puntillas, cintas, terciopelos, telas, materiales de reciclaje, dibujos de su hija Manuela y fotografías de su madre, su abuela y su compañero Javier. "Me he buscado unos clientes maravillosos, que me han permitido una libertad absoluta, ni protestaban ni tenían que ir a ninguna boda. Me he sentido muy libre. He volado y me he posado sobre las cabezas que más me han gustado", explica. Sólo ha habido una clienta que se le ha resistido. Ha sido La Gioconda, también de Leonardo. Le hizo miles de pruebas y finalmente desistió. "Me da miedo, me mira de una manera que he sido incapaz de posarme sobre su cabeza", dice Cort mientras trabaja en un espectacular sombrero que lucirá en la inauguración de la exposición. "Me encantan las mujeres que se atreven a ponerse un sombrero y que, además, se encuentran guapísimas", explica esta gran alquimista de la transformación de materiales pobres en ricos que acaba de abrir su página web (www.candelacort.com).

Candela Cort termina, en su estudio de Madrid, los arreglos del sombrero que lucirá en la inauguración de su exposición en el Museo del Traje. 
Foto: Claudio Álvarez
Candela Cort termina, en su estudio de Madrid, los arreglos del sombrero que lucirá en la inauguración de su exposición en el Museo del Traje. Foto: Claudio Álvarez

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