"La crisis es como una dieta, necesita trabajo duro"

El cura le tenía manía. A los 14 años era buen estudiante, pero suspendió en literatura. En la repesca, sacó un 8,5. Pero quedó tocado por el fracaso, por la injusticia de la que se había sentido víctima. Hizo crac, cayó en una especie de depresión juvenil que le llevó a dejar de estudiar durante dos años y ponerse a servir chiquitos de vino en el bar de su padre, en Logroño. Luego recapacitó y volvió a las armas. Más duro. Sacó Económicas en Barcelona. Hasta hoy. ¿Cómo se llamaba el cura en cuestión? No lo recuerda.

No parece muy plausible olvidar el nombre de alguien cuyos actos le marcan a uno a fuego. Pero tampoco lo parece que la misma persona que atravesó semejante crisis de identidad en la adolescencia, por un suspenso, sea hoy este tipo enérgico, extrovertido, que irrumpe con su hija en este restaurante andaluz protestando por las fotos y pidiendo con alegría: "Pon una botella de mi vino". Porque Félix Revuelta, el fundador de la cadena dietética Naturhouse (grupo Kiluva), no es sólo el empresario de los regímenes. Este riojano nacido en 1947 es también dueño de bodegas en Toro y La Rioja, de laboratorios y de participaciones en compañías como Natraceutical, Sniace y negocios ITV.

El jefe de Naturhouse cayó en la cuenta de su fama cuando doña Letizia le dijo: "¡A mí no me mire!"

A su hija y a servidora les invita a huevos revueltos con chipirones, y les cede el plato de jamón, mientras él se conforma con la merluza al vapor. Será que predica con el ejemplo. "No siempre; para darme una fiesta un día, como más sano otros; cuando nació mi hija Vanesa pesaba 90". "El negocio está bajando en España, pero fuera no tanto. Mira, los españoles somos viscerales: depresivos y eufóricos. Nos hace falta un poco de calma, y trabajo duro. Y saldremos de ésta, pero hay que trabajar muy duro". Como las dietas, "no se puede adelgazar 40 kilos en una semana". Naturhouse nació en 1992, a punto de la crisis, y hoy tiene 1.700 tiendas en todo el mundo. Él ha salido airoso del cataclismo inmobiliario: compró las acciones de la antigua Astroc a seis euros y las vendió a 17. Y las fadesas las compró a 16 y las vendió a 37. "Me asusté, vi que aquello no podía crecer tanto. Yo nunca había ganado rápido, siempre me había costado. No creo en los chivatazos, y se han hecho unas cosas... Como aquella película en la que Richard Gere hacía de tiburón, que cogía una empresa y la vendía a trozos...".

¿No estará Félix Revuelta hablando de Pretty woman? "Pues sí, y al final se daba cuenta de que no construía nada. ¿Qué valor generaba?". Su hija se ríe. Todos nos sabemos la película de memoria, cuando Julia le dice que es como un ladrón de coches... Revuelta insiste: "Ha habido una parte de tejido empresarial mediocre. He leído a George Soros y Warren Buffet y coinciden en apostar por los buenos equipos, las cuentas".

Así, dice, y con suerte, se convierte en uno de esos empresarios que dan conferencias en universidades. Se dio cuenta de que su empresa era ya una de las conocidas cuando le presentaron a Letizia Ortiz. "Yo le dije: Princesa, soy el presidente de Naturhouse. Y me contestó: 'A mí no me mire, que yo estoy muy delgada".

Llega la hora de la verdad, la del dulce. Nadie quiere postre. Y, cómo no, todos tomamos postre.