Último adiós a Joaquín Maldonado
Familiares y amigos despiden al activista y protector de demócratas
El ex presidente del Colegio de Corredores de Comercio de Valencia Joaquín Maldonado fue despedido ayer en el tanatorio del Cementerio General de Valencia por familiares y amigos, así como algunos representantes de la sociedad, la política, la economía, el movimiento sindical y la cultura valenciana.
Entre ellos, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Ricardo Peralta, el rector de la Universitat de València, Francisco Tomás, el editor Eliseu Climent, el secretario general de CC OO, Joan Sifre, o el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Arturo Virosque.
Sin embargo, algunas ausencias se hicieron muy visibles. Fue el caso del Consell, excepción hecha del consejero de Inmigración y Ciudadanía, Rafael Blasco, cuya presencia se circunscribía a su propia trayectoria política. Ninguna representación oficial de la Presidencia o las vicepresidencias de Generalitat, ni tampoco del principal partido de la oposición, el PSPV.
El sacerdote Emili J. Marin, que ofició la misa, destacó la personalidad y "finura espiritual" de la que fuera la personalidad más influyente de la Valencia del franquismo. Así, calificó su muerte de "gran pérdida en términos humanos" por su capacidad de aglutinar a personas ubicadas en posiciones contrapuestas. "Era tal su afán de ayudar a la sociedad, que a menudo lo hacía incluso en detrimento de su propia familia", subrayó.
Nacido en Valencia en 1907, Maldonado realizó una ingente actividad en defensa de la democracia y los demócratas, así como en el impulso de actividades cívicas y culturales.
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