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Irak inicia una nueva era en las urnas

Las elecciones provinciales de hoy ponen a prueba la frágil estabilidad del país

Ángeles Espinosa

Fronteras cerradas, dos días festivos, toque de queda de diez de la noche a cinco de la madrugada... Todo está preparado en Irak para evitar que la violencia altere las cruciales elecciones provinciales de hoy. Son las primeras desde 2005 en los que participan los suníes.

Las autoridades no quieren correr riesgos. "La seguridad aún es frágil y necesita mucho apoyo", dice un embajador europeo. Pese a las precauciones, tres candidatos suníes fueron asesinados el jueves. Y justamente la participación de esa comunidad es clave para corregir los desequilibrios en el reparto de poder que causó su boicoteo a los comicios de 2005.

A diferencia de entonces, las calles de Bagdad aparecen festoneadas con carteles electorales y la mayoría de los candidatos han podido dar mítines. Pero las elecciones, que también van a medir la popularidad del primer ministro, Nuri al Maliki, ante las presidenciales de fin de año, ponen de relieve las dificultades que aún tiene por delante Irak. Sólo van a celebrarse en 14 de las 18 provincias. Las tres provincias kurdas, que gozan de un estatuto de autonomía especial, votarán más adelante. En una cuarta, Tamim, cuya capital es el rico centro petrolero de Kirkuk, se ha pospuesto el voto porque los kurdos, turcomanos y árabes que la habitan no han logrado acordar una fórmula de reparto del poder.

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En total, 14.431 candidatos se disputan 444 escaños provinciales. Se espera que la participación de las formaciones que boicotearon las elecciones de 2005 reduzca el dominio de la coalición gubernamental (una mezcla de grupos religiosos chiíes y kurdos laicos). Entonces, la ausencia de la comunidad árabe suní (una quinta parte de la población), hizo que los resultados no reflejaran las demandas populares, en especial en provincias de población mixta como Nínive o Diyala. Luego, ese desequilibrio causó una acumulación de agravios, que han alentado la violencia sectaria que durante varios años ha mantenido a Irak al borde de la guerra civil.

La mejora de la seguridad en el último año y medio ha permitido canalizar el descontento por la vía política. El último informe del International Crisis Group (ICG), Elecciones Provinciales en Irak: Lo que está en juego, constata el surgimiento de "una nueva generación de políticos no corruptos, de formación más técnica, con una apariencia menos religiosa y una ideología más nacionalista". De hecho, más de tres cuartas partes de los partidos y candidatos registrados son nuevos.

Un reciente artículo de dos investigadores del Washington Institute for Near East Policy destacaba que sólo 20 de las 400 listas que se presentan subrayan su carácter islámico. Incluso los candidatos del partido de Al Maliki, el islamista Al Dawa, han denominado su lista El Estado de la Ley. Y las palabras que más se repiten en las candidaturas son "independiente" (en 71 listas) o Irak y sus derivados (en 69). Aunque no está claro que se trate tanto de verdaderas alternativas como de cambios de etiqueta, la sola elección de éstas ya indica una tendencia.

La incapacidad de los consejos provinciales para proporcionar servicios básicos, como agua o electricidad, y la corrupción de muchos de sus miembros ha dejado a la población desencantada con los partidos religiosos. Aún así, "los partidos en el Gobierno se benefician de ventajas intrínsecas que harán difícil que ese severo desencanto popular se convierta en un claro repudio en las urnas", advierte Joost Hilterman, vicedirector del programa de Oriente Próximo del ICG. "No esperamos que los resultados vayan a exigir un cambio de Gobierno", confirma un viceministro que no esconde su deseo de ver un avance de los partidos laicos.

Pero las divisiones sectarias marcan especificidades regionales. En las provincias del sur, de mayoría árabe chií, el primer ministro intenta proyectar su reciente popularidad para lograr que los candidatos de Al Dawa ganen terreno al Consejo Supremo Islámico de Irak (CSII), que a su vez quisiera colocar a uno de los suyos al frente del Gobierno. Para ello, Al Maliki ha recurrido a las tribus, inspirado en el éxito de la experiencia estadounidense en las regiones suníes. Ese paso ha molestado tanto al partido de Abdulaziz al Hakim (que controla todos los consejos provinciales excepto Kerbala y Basora) como a sus socios kurdos, que temen una excesiva concentración de poder. Bajo esa rivalidad también subyacen dos formas distintas de entender el futuro político del país. Mientras el CSII favorece una región autónoma para el sur al estilo del Kurdistán, Al Maliki defiende un poder central fuerte.

En las provincias mayoritariamente suníes, como Al Anbar, los Consejos del Despertar creados por EE UU para hacer frente a Al Qaeda han abrazado con entusiasmo la posibilidad de reengancharse en el juego democrático. Sin embargo, los observadores han advertido un peligroso caciquismo por parte de algunas tribus.

Más preocupante parece la situación en Diyala, donde siguen dominando las divisiones sectarias y los insurgentes aún cuentan con simpatías. Allí, cada candidato sólo hace campaña en los barrios de su comunidad y los partidos laicos tienen muchas dificultades. Como en Diyala, en Mosul, la capital de Nínive y tercera ciudad del país, las elecciones no sólo decidirán la composición del consejo provincial, sino la influencia que los insurgentes van a tener en su último bastión urbano.

Las autoridades esperan una participación cercana al 70% de los 15 millones de potenciales votantes. Aún así, el entusiasmo electoral no alcanza a todos los iraquíes. Sólo 63.000 de los 2,8 millones de desplazados internos se han inscrito para ejercer el voto a distancia. "¿Qué podemos esperar de una comisión electoral etno-sectaria?", afirma M. N., un profesor de inglés suní. Ni él ni su mujer van a votar en unas elecciones en las que no confían.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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