_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Gerrit van der Valk, famoso hostelero holandés

Uno de sus platos emblemáticos era la compota de manzana

Isabel Ferrer

Gerrit van der Valk, el hostelero holandés que logró que sus compatriotas salieran por fin a comer fuera dándoles menús asequibles en establecimientos sin pretensiones, ha fallecido a los 80 años en Marbella, donde residía para que el clima cálido suavizara sus maltrechos pulmones.

Era el empresario de raza por excelencia, con sus luces y sombras. Junto con su hermano, Arie, levantó un imperio sobre el antiguo café paterno al que sumaron una cincuentena de hoteles y restaurantes en Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, España, las islas de Curaçao y Bonaire (en el antiguo Caribe holandés) y Estados Unidos. Daba trabajo a 15.000 personas, y en 2007, obtuvo unos ingresos de 520 millones de euros. El tucán que adornaba sus locales se hizo tan familiar como la compota de manzana, uno de los platos emblemáticos, que podía pedirse a cualquier hora. Convertido en el hostelero más famoso de su tierra, mantuvo su plaza durante decenios. Tan bien le fue, que acabó pagando las consecuencias de su llamativa prosperidad.

En 1982 su esposa fue secuestrada y pagó seis millones por su rescate

En 1982, su esposa Toos fue raptada durante tres semanas por una banda de delincuentes italianos. Pagó un rescate de 13 millones de florines de la época (unos seis millones de euros), que pudo recuperar en parte, y su mujer volvió ilesa. Aunque los secuestradores acabaron entre rejas, él se jactó de que pediría una deducción de impuestos por el dinero desembolsado a la fuerza. Amigos y conocidos le rieron una bravuconada que le costaría muy cara. A partir de entonces, los inspectores de Hacienda se interesaron por su quehacer y comprobaron que no todo era trabajo duro en casa de Van der Valk, apodado tiíto Gerrit. No sólo se había retrasado con los impuestos, también llevaba una doble contabilidad. El asunto acabó con un acuerdo judicial que le obligó a entregar 140 millones de florines y modernizar sus métodos de gerencia.

Poco después del secuestro, emigró con su familia a Suiza instalándose en la estación de esquí de Chatêaux d'Oex. Aunque aflojó las riendas del negocio holandés, junto a su casa levantó enseguida una urbanización de lujo para vacaciones. A los chalés, comercios y restaurantes, se unió luego una discoteca. Sus allegados cuentan que la compró porque iban a cerrarla, y porque sus nietos le dijeron que sin sala de baile no le visitarían.

Cuando su salud empeoró, decidió trasladarse a Marbella por recomendación médica. Al cumplir 75 años, resumió su trayectoria en pocas palabras, fiel a su estilo. "Nunca pares ni desfallezcas. Si es posible, tampoco cambies de esposa. Y para comer, mucha verdura, un buen filete y pocas patatas", sentenció.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_