Federer se cita con Sampras
Si gana la final, el suizo igualará los 14 'grandes' del estadounidense
Esta vez no hubo cervezas. No estuvo Jimmy Connors con su melena dorada y su nevera, ni hubo que aplaudir después de la rueda de prensa. Se mantuvo, sin embargo, el resultado. Roger Federer, igual que en las semifinales del Abierto de Australia de 2007, volvió a arrollar (6-2, 7-5 y 7-5) a Andy Roddick, que ayer, al contrario que entonces, no se emborrachó inmediatamente, ni tuvo a Connors para animarle, ni salió homenajeado por los periodistas al grito de que había estado peor en el partido que en su hilarante rueda de prensa. Ayer, Roddick se marchó enfadadísimo: "Hacen ustedes muy pocas preguntas y dan muchas opiniones". Un tren le había pasado por encima con dirección a su 18ª final de un grande. Roger Federer, a una final del récord de Ivan Lendl, lo pilotaba.
"Me sorprende lo rápido que la gente cambia de opinión", dijo el suizo. "Pierdo dos sets contra Berdych, y todo el mundo empieza a decir: '¡Dios mío! Ya no es el mismo'. Luego gano a Del Potro, y todo vuelve a la normalidad. No debería ser así. Uno no pierde el filo de esa manera. No pierdes lo que eres tan rápido. Ahora es cuando hay que juzgar a los grandes jugadores, no en las tres primeras rondas", continuó. "Quizás me convierta en el más grande de todos los tiempos dentro de la era Open [desde 1968]", añadió Federer, que puede lograr en Australia su grande número 14, igualando el récord de Pete Sampras; "pero no en el más grande de todos los tiempos". Federer está como siempre: en una final y respetando el mito de Rod Laver.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.