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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Carla Suárez se queda sin nervio ante Dementieva

"No es el momento de conformarme", dice la española

Carla Suárez es una mujer dura. Una mujer fuerte. Una tenista diferente. Basta con repasar su historia. A sus 20 años, Carla sólo recuerda haber llorado dos veces en el cine, viendo El Rey León y Hermano Oso, "cuando era pequeña". Carla perdió ayer contra la rusa Elena Dementieva (6-2 y 6-2), mientras decenas de chicharras caían muertas sobre la pista, y tampoco se sintió colmada por estar en cuartos, ni lloró por el sueño que se había ido.

"No es el momento de conformarme", dijo luego, sudorosa. Y se quedó tan ancha: insensible al éxito de haber llegado a cuartos por segunda vez en los cuatro torneos grandes que ha disputado; impertérrita ante la evidencia de que su partido fue el único que se jugó al aire libre, sin la protección del techo; y descubierta siempre, sin gorra ni visera, como había jugado Dementieva.

"No jugué con nervio en la mano, y me faltó intensidad de piernas", dijo Carla, que nunca había jugado con la rusa. "Salí nerviosa, no aproveché ninguna de las bolas de rotura (10) que tuve, y así es imposible ganar un partido ante una jugadora como Dementieva", concluyó.

Hubo más cosas, claro. Una tenista, Dementieva, que está invicta en 2009. Un calor horrible, 42 grados, que golpearon con aliento de caldera. Hubo también un juego definitivo: con 4-1 y saque de Dementieva, duró 20 minutos, tanto como lo que se llevaba de encuentro. Lo acabó ganando la rusa. Y ahí empezó a morir un encuentro tenso y discutido. Sólo hubo 16 juegos. Resolver tan breve marcador obligó a una larga espera: hora y media de partido.

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