"Espero que estés bien"
Las escuelas de los beisbolistas muertos cierran su duelo
"Es sorprendente cómo los niños se adaptan enseguida a la muerte. A los adultos nos cuesta más asumir la pérdida", reflexionaba ayer José Gallego, director de la escuela Fangoal de Castelldefels. Yoel, uno de los cuatro niños de entre 9 y 10 años fallecidos en Sant Boi cuando el viento derrumbó el pabellón de béisbol en el que entrenaban, acudía a ese centro.
Como otros colegios de las víctimas, el Fangoal recupera poco a poco la normalidad tras un lunes diferente. Los profesores tuvieron que acoger a los pupilos tras el accidente del sábado. Las escuelas de Sant Boi con alumnos muertos o heridos contaron con el apoyo de los profesionales del Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico (EAP) de Sant Boi. "Hicimos un claustro a las ocho de la mañana para prepararnos", explica Joan Valldeoriola, director de la escuela Sant Josep, a la que iban Mario, una víctima mortal, y dos heridos. Luego los maestros contaron la noticia en cada clase "con naturalidad", subraya Eugenia Fernández, directora de la escuela Barrufet, donde estudiaba Eric, fallecido. Finalmente, los chavales pudieron expresarse. La clase de Mario preparó un mural. Otros redactaron cartas y poemas. Muchos subrayaban la afición de los chavales por el béisbol. Alumnos del IES Camps Blancs colgaron sus dibujos cerca del lugar del accidente.
"Espero que estés bien", deseaban los compañeros de Yoel en sus misivas. "Los más pequeños no entienden la irreversibilidad de la muerte", explica Valldeoriola. "Y los mayores, que la pueden comprender, pueden coger miedo si piensan que a ellos les puede suceder lo mismo".
Algunas escuelas concluyeron el duelo el lunes con un acto conjunto de despedida. Ahora, el esfuerzo se centra en vigilar a los chavales con riesgo especial, por haber estado más próximos a los fallecidos, como hermanos, compañeros y amigos. "Los psicopedagogos de cada centro harán un seguimiento especial en los próximos días", explica Marta Oliván, directora del EAP.
También en las asociaciones lúdicas se preparan para apoyar a los amigos de las víctimas. Jordi dirige el esplai Gresca, al que acudía Mario. Suspendieron su último encuentro semanal de los sábados por la tarde tras conocer el accidente. Para preparar el próximo sábado, pedirán la ayuda de un profesional.
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