El príncipe sube al trono
El nieto del fundador del mayor imperio empresarial japonés -en sus dominios no se pone el sol- ocupará la presidencia de Toyota a partir de junio. Su padre, Shaichiro Toyoda, ocupó el mismo cargo entre 1982 y 1992, y todo parece indicar que la formación de Akio ha estado marcada por el destino que se le tenía reservado.
Dirigirá el primer fabricante mundial de automóviles -acaba de superar a General Motors- con 52 años, una edad temprana para los parámetros empresariales de aquellas tierras, en las que ocupa un lugar muy importante el valor añadido de la experiencia que otorga la edad. Su padre lo hizo con 57, aunque su abuelo Kiichiro tenía 46 cuando en 1937, en un alarde visionario, cambió la fabricación de herramientas de costura por la de automóviles.
El nieto del fundador del gran imperio japonés asciende a la presidencia de Toyota
Recogiendo las propuestas del taylorismo mejoró las ventajas de la producción en serie iniciada por Ford, con aportaciones como el just in time o la lean production, que forman parte de lo que ha venido en llamarse toyotismo. Incluso el nombre fue elegido por tratarse de una simplificación del apellido de la familia, al que se le ahorran ocho caracteres al pasar del alfabeto kanji (chino), en el que se escribe el apellido Toyoda, al japonés katakana de la marca.
Desde su creación, Toyota ha ido mejorando sus resultados año tras año, hasta alcanzar un récord de 16.465 millones de dólares de beneficio en su último ejercicio. En el actual, sin embargo, va ser el primero con resultados negativos y con reducciones importantes de empleo, según la prensa japonesa. La coronación de Akio Toyoda tiene, por tanto, un claro simbolismo para sus empleados y supone un reto importante para un heredero que en sus primeras declaraciones se ha revelado partidario de volver a los principios con los que se fundó la empresa y, sin sentirse "prisionero del pasado", dirigir "las reformas más enérgicas posibles".
