Dandis de barrio
Los Negativos y Los Imposibles exhiben en la sala El Sol su música de culto, inspirada en los años sesenta
Amantes del buen pop, mods y sesenteros con flequillo fueron las especies que se citaron anoche en el concierto. "Nosotros seguimos vistiendo así. Botines, una camisa psicodélica y, por ejemplo, pantalones a cuadros", asegura Valentín Morató (Barcelona, 1963), batería y portavoz de Los Negativos. La banda barcelonesa, dueña de un aura mítica, era el principal reclamo del altar sixties en forma de concierto que levantó ayer la sala El Sol. Se lo deben a Piknik caleidoscópico, su estreno de 1986 y una de las grandes obras perdidas de la música española hasta su reedición en CD 20 años más tarde. "Yo estoy superado desde entonces. Ha sido un pequeño éxito underground. Acabamos de sacarlo también en vinilo, y todas las copias se han agotado en apenas dos semanas".
Ambas formaciones están muy influenciadas por Lewis Carroll
"Un disco asombroso", proclama Paco Poza (Madrid, 1963), líder de Los Imposibles, grupo con nombre de dibujos animados e icono, más o menos, equivalente en la capital. Ellos completaban el cartel. "Me enganché al Piknik cuando empezábamos, a finales de los ochenta, y les vi un par de veces en directo. Pese a su estética, Los Negativos tenían una actitud muy punk". Valentín rememora: "La primera vez en Madrid tocamos dos días con el Colegio Chaminade a tope. Vinieron a vernos Alaska, Radio Futura, Gabinete... Aparecimos tarde para incluirnos en la movida y demasiado pronto respecto a la explosión indie de los noventa". Esa tierra de nadie, las horrendas mezclas londinenses de su segundo largo, la desatención promocional por guerras entre sellos y, finalmente, la mili, dieron al traste con el cuarteto.
¿Y por qué se caracterizaban las respectivas escenas sixties de entonces? Las compara Paco: "En Barcelona les iba la psicodelia. La de Madrid, en cambio, era más beat, inspirada en los primeros sesenta". Los Imposibles fueron, sin embargo, añadiendo elementos a dicha sencillez, hasta abordar también la psicodelia con En el país del niño mosca: poperetta, álbum casi conceptual, muy influido por Lewis Carroll. "Por eso, de aquella época, es con ellos con quienes más me identifico. Poseían, a diferencia de Los Flechazos, capacidad para sorprender", tercia Valentín.
Los Imposibles no sólo han debido lidiar con el encasillamiento como grupo sesentero, algo que siempre les mantuvo alejados, según ellos, de grandes festivales como el FIB: "Al principio nos encuadraron en lo que llamaban sonido Malasaña. Nos vimos en aquel saco junto a grupos de todo pelaje, sólo porque parábamos en los mismos bares. Yo aún vivo allí". Los barceloneses también disfrutaban pisando las calles, con una clara opción vital: "Reivindicábamos el dandismo de barrio. Todo era gris, y queríamos ser diferentes".
El interés por el autor de Alicia en el País de las Maravillas supone otro rasgo en común para ambas formaciones. "Y yo siempre he sentido envidia por el manejo del castellano de Los Negativos. Nos sirvió de ejemplo, aunque luego nos volcáramos más con el inglés", añade Paco. No exagera: las letras de Piknik caleidoscópico superan incluso la calidad de su música. Tipos leídos: "Éramos muy anglófilos, pero también nos gustaban los poetas simbolistas. Carles Estrada [bajo y voz] ejerce como profesor de francés y es un friki de esos que se comunican en la lengua que inventó Tolkien, el de El Señor de los Anillos".
El hecho de que Valentín se dedique al diseño y a la producción de vídeos enriqueció la nueva etapa en CD de un álbum por el que se pagaban precios prohibitivos entre coleccionistas. "Y también lo habían colgado en Internet directamente de un vinilo viejo, con todo el sofrito", se lamenta. Igual que Paco: "Yo me llegué a encontrar en una feria una copia pirata en CD y con bonus tracks de nuestro primer trabajo, cuando ni existía en ese formato. Por eso lo reeditamos hace tres años".
A la resurrección de la ópera prima de Los Imposibles, Hoo-haa!! (1992), le siguió un trabajo nuevo, Lost and fun (2007), pronto con sucesor. Los Negativos han preferido retocar ("quitando y poniendo capas, como un taxidermista") canciones inéditas suyas de los ochenta para el inminente Dandis entre basura. Y ninguno admite el término revival: "Si no, también habría que aplicar la etiqueta a los que hacen jazz, punk o cualquier otro género que ya existiera antes".
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