El héroe
No hay nada que se les dé mejor a los americanos que contar las hazañas de sus héroes, así que no es extraño que a muchos reporteros que dieron cuenta del espectacular amerizaje del piloto Sullenberger en las aguas del Hudson se les ocurriera que aquella historia daba para una película. Si no película, sí TV movie, que es hoy en día el medio que se encarga, en América, y muy brillantemente, de convertir sucesos recientes en argumentos de ficción. La serie Ley y orden, que aquí no funcionó en parte por los horrendos doblajes, es la maestra en esas artes. De leer la historia de un crimen y su retorcida investigación a verla en televisión a veces apenas transcurre un año. Los guionistas se inspiran en el caso, luego inventan, claro está, un trasfondo vital para el héroe y el villano a fin de que el espectador se sienta conmovido con la peripecia de los personajes.
¿Qué vida le inventaríamos a ese hombre de 57 años, Sullenberger, que a los tres minutos de despegar del aeropuerto de La Guardia se ve obligado a realizar una de las maniobras más complicadas, el amerizaje, para la que se precisa sangre fría y años de experiencia? Si la serie fuera española y Sullenberger se llamara Fernández, por ejemplo, la acción podría ir sazonada con una subtrama social y de actualidad rabiosa: pongamos que éste es el último vuelo de Fernández porque Fernández, como todos aquellos que han superado la cincuentena, está siendo amablemente invitado a abandonar su compañía. De alguna manera, el amerizaje de Fernández en las aguas del río Manzanares (eso sí que sería milagroso), se convierte en una metáfora de la necesidad que tiene el mundo del capital de la experiencia. Todo estaría contado a través de un flash back: Fernández recuerda su historia en una residencia para jubilados de 50. La TV movie se llamaría ERE.
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