Dionisio Álvarez Cueto, imaginero de la historia
"Dionisio nos ha dejado", decía el mensaje que enviaba su mujer, Carmen, el pasado día de Reyes. En efecto, una enfermedad terrible y cruel nos arrebataba a Dionisio Álvarez Cueto (Bembibre 1964-Madrid 2009), uno de los ilustradores españoles con más talento para la imaginería histórica. A sus 44 años, Dionisio se había convertido en una referencia obligada en el campo de la ilustración, principalmente en asuntos de arqueología e historia militar. Su obra se recoge en casi 60 libros, exposiciones, catálogos y publicaciones de todo tipo.
Coincidían en él dos características muy notables. De una parte, una gran capacidad creativa y plástica con una facilidad para el dibujo y el manejo de los colores que transmitía como nadie las sensaciones y los sentimientos. Se había licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense, pero ya desde niño era un enamorado de lápices y pinceles. Su trabajo, realizado con tableta digital, semejaba la acuarela de manera prodigiosa, y la sensación de movimientos, de profundidad, tan necesaria en la ilustración de escenas, era manejada magistralmente.
La curiosidad intelectual de Álvarez Cueto se multiplicaba en relación con la historia, que le apasionaba. Era un hombre muy inquieto intelectualmente y muy culto. A mí, que nunca me han inspirado nada especial las cuestiones bélicas, me sorprendía, cuando nos visitaba en el yacimiento arqueológico de Pinilla del Valle, en sus parrafadas con Juan Luis Arsuaga sobre los asuntos militares más dispares, como las guerras napoleónicas. Con todo, lo más destacable en él era su generosidad. Participar en proyectos de difusión cultural era una manifestación de esta generosidad. Creía en el acceso de todos al conocimiento de la historia y por ello, siendo un artista genial, era un colaborador entregado al servicio del gran público, el destinatario último de su obra. Nadie menos elitista que Dionisio. Se trabajaba verdaderamente a gusto con él haciéndolo al alimón, admitiendo las sugerencias de historiadores, arqueólogos y paleontólogos.
En el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid hemos disfrutado de su genialidad creativa en numerosas ocasiones. De su bonhomía y amistad, siempre. Tan entrañable con todos como era, dedicaba los mejores momentos a sus hijos, de nueve y siete años, que ahora quedarán protegidos por sus familiares y por la legión de amigos que deja.
Nunca como en el caso de Dionisio Álvarez Cueto pudo decirse, con tanta justicia, que un ser humano permanece en su obra como el mejor recuerdo de su calidad humana, sirviendo de ejemplo para propios y ajenos.
Enrique Baquedano, arqueólogo, es director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.
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