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Entrevista:ADELA CORTINA | Catedrática de Ética de la Universitat de València

"La política valenciana tiene un tono gris nada ilusionante"

María Fabra

La razón es la base de su trayectoria y no utiliza teléfono móvil. La Universitat Jaume I de Castellón ha sido la primera universidad española que la ha distinguido con el honoris causa. Con la humildad de los grandes, Adela Cortina, catedrática de ética y Filosofía Política de la Universitat de València, directora de la Fundación Étnor y autora de decenas de libros, suaviza sus marcados rasgos faciales al recibir las felicitaciones y cuando comienza a hablar de aquello que la ha convertido en una excelencia internacional: la ética. No elude ningún tema. Habla de la crisis, de política y de iniciativas públicas que no entiende ni comparte.

Pregunta. Es evidente que existe una crisis económica, pero ¿ha tenido algo que ver la crisis de valores en esta crisis económica?

"Es clave un consumo justo y responsable, que nos ayude a ser más libres"
"Hay que quitar fuerza a los 'aparatos' y eliminar las listas cerradas"
"La Ley de Igualdad debería ampliarse a toda forma de discriminación"

Respuesta. Por supuesto. Cuando los agentes financieros, las empresas y los políticos se empeñan en ser irresponsables, empiezan las quiebras de los más grandes, contagian a los pequeños, cunde la desconfianza entre bancos, empresas, políticos y ciudadanos. Y sin confianza, la economía se derrumba. Es uno de los recursos morales indispensables para que la economía funcione, como ha dicho Domingo García-Marzá en su libro sobre ética empresarial.

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P. ¿Cree que esta crisis nos puede acercar a la ética del consumo?

R. Creo que nos debería hacer caer en la cuenta de que un consumo razonable es mucho más gratificante que el compulsivo. Que importa la calidad de la vida y no la cantidad de bienes de consumo. Y que las posibilidades de consumir lo necesario para vivir dignamente están tan injustamente distribuidas que es necesario cambiar la forma de consumir. Es clave un consumo justo y responsable, que nos ayude a ser más libres.

P. ¿Es fácil hablar de ética en tiempos de crisis?

R. Hablar de ética es fácil, lo difícil es que la gente se crea de verdad que ser libre y solidario es infinitamente mejor para tener una vida buena que lo contrario.

P. Todo el mundo, empresarios y trabajadores, esperan a que sea la Administración la que adopte medidas contra la crisis, que resuelva el problema. ¿Está la sociedad demasiado parada en la búsqueda de soluciones?

R. La sociedad lo tiene muy difícil en estos momentos. Creo que son las distintas Administraciones las que han de poner las bases para el despegue y los bancos han de utilizar el dinero que se les ha inyectado para dar créditos de forma responsable y no para tapar sus agujeros. El control público y transparente de todo ello es indispensable.

P. Usted aboga por democratizar los partidos. ¿En qué se traduce eso?

R. En que haya pluralismo en el seno de los partidos, de modo que los militantes no tengan que defender la misma opinión en los distintos problemas, cuando en realidad seguro que hay opiniones diversas. Hay que quitar fuerza a los "aparatos", empezando por eliminar las listas cerradas. Eso es lo que da poder al aparato para mantener lealtades incondicionales: que el que se mueve no sale en la foto.

P. ¿Se caracteriza la sociedad valenciana, que es con la que convive diariamente, por algún defecto especial?

R. Por ese meninfotisme que es a la vez defecto y virtud. Defecto, porque somos poco beligerantes. Virtud, porque llevamos la tolerancia metida en los huesos.

P. ¿Y sus políticos?

R. Generalizar es perverso, porque siempre hay individualidades que se salen del grupo, pero la política valenciana tiene un tono gris que no es nada ilusionante.

P. Después del éxito de la responsabilidad social corporativa, ¿las empresas lo han dejado como una etiqueta más para su presentación o se está aplicando realmente?

R. Algunas la están aplicando, claro está, pero hay todavía demasiadas que se contentan con hacer una memoria de responsabilidad social y algunas acciones sociales o medioambientales puntuales. Cuando la RSE no es cosmética, sino una dimensión de la ética de la empresa, una herramienta de gestión, una medida de prudencia y una exigencia de justicia.

P. ¿Qué opina de la Ley de Igualdad?

R. Que hay que igualar a mujeres y varones, pero ésa no es la única forma de desigualdad. Hay desigualdades económicas, de poder en cada campo social, de oportunidades vitales, de razas y culturas. Hay demasiada desigualdad entre las mujeres y demasiados varones que son discriminados injustamente, y eso no lo recoge una ley que debería ampliarse a toda forma de discriminación injusta para poder llevar ese nombre.

P. Usted ya se mostró crítica con la asignatura de Educación para la Ciudadanía. ¿Qué le parece que, además, se quiera impartir en inglés cuando el conocimiento de ese idioma no es suficiente?

R. Siempre he defendido que debe haber una educación en los valores éticos de la ciudadanía. Lo que no entiendo es la polémica que se ha desatado por una asignatura de una hora, con unos contenidos que todos los grupos sociales pueden compartir. Que se imparta en inglés a niños que no pueden entenderlo, me parece absurdo.

P. ¿Qué supone para usted la distinción de la Jaume I?

R. Para mí, la Jaume I es mi segunda casa académica porque desde hace muchos años, incluso antes de que naciera, he participado con un equipo interdisciplinar de esta universidad. Para mí, coger el tren en El Cabanyal hasta Castellón es como para Vicent coger el tranvía a la Malvarrosa.

P. El consejero de Educación acudió por primera vez a una investidura honoris causa en la Jaume I.

R. No tengo ni idea de porqué acudió. Me imagino que porque tuvo un valor añadido, ya que también distinguieron a Avelino Corma. Los dos somos de la Comunidad Valenciana, uno de ciencias y otro de humanidades y supongo que le parecerá especialmente bonito.

P. Ahora se ha desatado otra polémica por una publicidad laicista. ¿Qué opina?

R. Que son ganas de perder el tiempo, con la de trabajo que hay. Sería más interesante que pusieran los carteles en los países islámicos, a ver qué pasa.

Adela Cortina, la semana pasada, en la Universidad Jaume I.
Adela Cortina, la semana pasada, en la Universidad Jaume I.ÀNGEL SÁNCHEZ

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