El último "pecado" de Rossini
No había cumplido 40 años Rossini cuando se retiró, en pleno éxito, de la producción operística, alegando que su tiempo había pasado. Con mucha vida por delante compuso fundamentalmente lo que él denominó sus "pecadillos de vejez", caprichosas piezas llenas de libertad e ironía. El único pecado "mortal", como el propio Rossini dijo, fue la Pequeña misa solemne que, obviamente, no es ni "pequeña" ni "solemne", y que para bastantes estudiosos constituye su testamento musical. En cualquier caso es una de sus obras maestras. Una joyita, y más aún si va a contar en la dirección musical con el gran rossiniano de nuestros días, el maestro Alberto Zedda.
La cita es el jueves 22 en el Auditorio Nacional, dentro de los ciclos de la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
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