La velocidad variable arranca con polémica entre PSC e ICV
No hay debate, según Saura, pero los ediles socialistas critican la limitación
Los conductores de la autovía de Castelldefels (C-31) y de la autopista del Garraf (C-32), pudieron comprobar ayer cómo la Generalitat ultima los detalles para empezar mañana a aplicar la limitación de velocidad variable en estas dos vías. Varios operarios revisaban los nuevos paneles informativos que deberán indicar el máximo permitido, entre 40 y 80 kilómetros por hora.
Mientras, la batalla entre PSC e Iniciativa por la norma arreció ayer. El lunes, el consejero de Política Territorial, el socialista Joaquim Nadal, cuestionó que, con poco tráfico, la velocidad máxima permitida sean los 80 kilómetros por hora. "En la C-31 o la C-32 a las once de la noche de un día laborable, ir a 80 o 110 kilómetros por hora no debe ser un obstáculo. Creo que no afecta al nivel de contaminación", opinó. El consejero de Interior, el ecosocialista Joan Saura, cerró ayer cualquier posibilidad de cambiar la norma, "no ha habido ni habrá ningún debate" aseguró, aunque matizó que la limitación se cambiará "si algún día la contaminación baja".
Alcaldes del PSC arremeten contra la medida y los de ICV la defienden
Los alcaldes socialistas de los municipios afectados por la norma se sumaron ayer a Nadal: "Cuando las condiciones ambientales lo permitan se podría llegar a los 100 kilómetros por hora", resaltó el regidor de Castelldefels, Antoni Padilla; "Si no hay tráfico se puede ser flexible con la velocidad", abundó el alcalde de Viladecans, Carles Ruiz. La misma demanda hizo Joaquim Balsera, alcalde de Gavà, que remachó: "Por las noches se puede fluctuar la velocidad". Frente a los socialistas, los de ICV: el alcalde de El Prat, el ecosocialista Lluís Tejedor, para quien "hasta que no se cumplan los objetivos ambientales, la Administración no puede bajar la guardia", y el de Molins de Rei, Iván Arcas, que se pronunció de modo similar. Los conductores, seguían ayer la tónica habitual desde que en 2007 se limitó la velocidad a 80 kilómetros por hora: conduciendo más rápido de lo permitido y frenando en las zonas de radar. El Servicio Catalán de Tráfico ha instalado 175 paneles luminosos. La norma empezará a aplicarse mañana, en fase de pruebas y en dos meses se multará.
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