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Productos frescos para los más listos

La Universidad de Santiago da vales para el mercado a los alumnos con mejores notas

"La gente joven no sabe comer ni comprar". Jesús Rey explica que en su frutería de la Plaza de Abastos de Santiago algún que otro despistado de menos de 30 años compra señalando con el dedo y sin decir nada más porque desconoce el nombre de la mayoría de productos. "Es lo que tiene alimentarse siempre de platos precocinados, como el chiste del niño que creía que la leche venía del tetrabrick y no de las vacas", bromea.

Para terminar con esta "incultura", como dice Jesús, y promover el consumo de productos frescos entre los jóvenes, la Universidad de Santiago (USC) y el Mercado de Abastos unieron sus fuerzas hace cinco años. El programa Vas comer con xeito concede becas de 120 euros mensuales a los diez estudiantes (uno de ellos, Erasmus) con mejores notas para que se los gasten en la plaza del 16 de enero al 30 de junio. Los alumnos pagan su compra con vales de cinco euros que recogen en el mercado y que no pueden acumular durante más de una semana. "La idea es que los estudiantes se familiaricen con el mercado, que descubran que hay algo más allá de las pizzas", explica el vicerrector de comunidad universitaria y compromiso social, José Manuel Mayán.

Las becas, de 120 euros mensuales, se conceden cada año a diez estudiantes
"La gente joven no sabe comer ni comprar", protesta un placero

La beca para comprar en el mercado es una de las más solicitadas por los estudiantes de la USC, pero también una de las más exigentes por sus requisitos. Es imprescindible tener el domicilio familiar fuera de Santiago y una media de expediente académico de al menos dos puntos. Es decir, de notable para arriba. Dirigida a todos los matriculados de primer o segundo ciclo, la popularidad de la beca va en aumento. En 2007, fueron más de cien los alumnos que la pidieron y el año pasado, casi 200. Las diez ayudas de este año se publicarán el próximo 13 de enero.

"Con estas becas invertimos en nosotros mismos porque los jóvenes son clientes potenciales", cuenta Manuel Fernández, de la carnicería Fina. Este vendedor, que lleva "toda la vida" en la plaza, comprueba con preocupación que la gente joven "está desapareciendo de los mercados". "Antes venían acompañando a sus padres, pero cuando se independizan, pocos continúan la tradición familiar". En el supermercado es todo mucho más fácil. Hasta la carne viene cortada en filetes empaquetados en bandejitas con sus etiquetas correspondientes: pollo, ternera, cerdo, pavo... Esto es justo lo que compran cuando van al mercado. "Carne picada, pechugas de pollo y filetes de ternera, cosas rápidas y fáciles de hacer". Igual que en las verdulerías. "Jamás piden repollo y grelos para hacer cocido", cuenta Rey.

Aunque no se controla la lista de la compra de los becados, en la oficina del Mercado de Abastos, donde los estudiantes recogen sus bonos, tienen su propia estadística. "Los chicos compran más carne que las chicas, pero lo que tiene más éxito es la charcutería". Marta Rey asegura que la iniciativa "funciona muy bien" y que la mayoría de estudiantes vuelven al mercado cuando se les terminan los vales. Todo lo contrario de lo que opinan los placeros. "Del año pasado, sólo continúan tres", dice Jesús Rey que, como Mónica Hernández, propietaria de una charcutería, opina que el programa "no está dando el resultado que debería". Su puesto, que vende latas de conserva, es uno de los más concurridos por los becarios porque "pueden comprar como lo hacen en el supermercado", explica Hernández.

El autoservicio y la posibilidad de comprar todo tipo de productos en una gran superficie pesa más en la elección de los jóvenes que el trato personalizado en los mercados. Y a eso se le suman otros inconvenientes. "La mayoría de estudiantes viven en la zona nueva y la plaza les queda lejos. Además, es prácticamente imposible aparcar cerca del mercado", argumenta Fernández.

Ana, de Pescados y Mariscos Maximino, ve sólo la parte positiva y no piensa en el futuro. "Mientras vienen, están contentos y eso es lo que cuenta. Además, siempre se dejan aconsejar porque no tienen ni idea de cómo cocinar". A ella le compran "pescado pequeño, de freír, rapantes y pescadilla". Nunca marisco. Aunque hay excepciones. El año pasado un alumno gastó los bonos de la última semana en una bolsa de percebes para su familia.

Dos jóvenes, ayer, en un puesto de verduras del Mercado de Abastos de Santiago.
Dos jóvenes, ayer, en un puesto de verduras del Mercado de Abastos de Santiago.ANXO IGLESIAS

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