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Luto en el Rally Dakar

Muerto, a la sombra, con comida y bebida

El cadáver del motorista francés Pascal Terry fue hallado ayer tras haber desaparecido en la segunda etapa

Oriol Puigdemont

Da lo mismo que transcurra por tierras africanas o suramericanas. Las dificultades y el peligro intrínsecos del Rally Dakar permanecen intactos. La prueba más evidente de ello llegó ayer en forma de tragedia, cuando se conoció la noticia del hallazgo del cuerpo inerte del motociclista francés Pascal Terry, de 49 años. Terry, que corría con Yamaha junto a su compatriota Pascal Gibert, había desaparecido el domingo en el transcurso de la segunda etapa en una zona de mucha vegetación y de difícil acceso de donde fue rescatado ayer sin vida por un grupo de socorristas. Terry, según reveló su autopsia, falleció víctima de un edema pulmonar tras sufrir una parada cardiorrespiratoria provocada por la ingesta de un alimento, según la agencia EFE. "Se le podría haber salvado", dijo el comisario de policía Julio Acosta; "si se le hubiera rescatado a tiempo" y la organización, que ayer no había anunciado oficialmente las causas de la muerte, hubiera avisado a la policía "antes para comenzar la búsqueda".

El piloto pudo sufrir un edema pulmonar por la ingesta de algún alimento
"Se le podría haber salvado", dijo la policía, pero falló el sistema de localización

El funcionamiento del sistema de localización, sin embargo, impidió que ocurriera así. Falló el enlace comunicativo entre la sede en París de ASO, organizadora de la carrera, que sí recibió la señal de la baliza de emergencia de Terry, indicando un problema y su posición, y la que sigue el rally. "Desde ASO hemos iniciado una investigación interna para tratar de saber qué es lo que falló", dijo ayer Étienne Lavigne, director del Dakar.

Las motos que participan en el Dakar incorporan varios sistemas de seguridad: el iritrack, la baliza de emergencia y el sentinel. El primero es un localizador que en todo momento manda una señal de la posición exacta del vehículo, vía satélite, a la sede de ASO en París. Una vez allí, la señal tiene que volver al camión itinerante de dirección de carrera. La baliza de emergencia dispara la alerta de peligro cuando se activa: la organización acude al rescate. El sentinel es un chivato que, mediante un estridente pitido, señala al piloto que hay otro participante que se encuentra en un radio inferior a 200 metros. Y por último está el teléfono satélite. En caso de activarse la baliza, la organización emplea este dispositivo para ponerse en contacto con el participante. La búsqueda del corredor, sin embargo, se interrumpió porque se extendió el rumor de que éste había sido visto en el campamento. Desgraciadamente, no fue así.

"Le encontraron a unos 15 metros de su moto, alrededor de las dos de la madrugada en unos pastizales", explicó ayer la organización en un comunicado oficial. "Se había sacado el casco y se refugió en la sombra, disponiendo de comida, distintos alimentos y agua". Su máquina y su cadáver fueron encontrados en el kilómetro 197 del tramo entre las ciudades argentinas de Santa Rosa y Puerto Madryn. Pascal Terry debutaba en el Rally Dakar. Fuentes de la organización explicaron que al mediodía del domingo el piloto francés había mandado un mensaje a través del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), para avisar de que se había quedado sin combustible. Sin embargo, sólo una hora más tarde se comunicó de nuevo con la organización explicando que otro participante le había ayudado y que podía continuar. Pero poco después su sistema de comunicación dejó de funcionar. La ausencia del piloto francés al final de la segunda etapa activó las alarmas. En su búsqueda intervinieron el equipo de rescate de la organización, Defensa Civil y la Gendarmería. Todo el dispositivo se desactivó cuando circuló la falsa noticia de que Terry había llegado a Neuquén. El martes por la noche volvió a activarse la señal de emergencia -según la policía de La Pampa fue entonces cuando se inició la búsqueda- y se dio con el cuerpo.

"La muerte de Pascal ocurrió hace días. Hubo un problema con el sistema de comunicación los días 4 y 5. La información de emisión de la baliza del satélite llegó a París el día 4, pero nosotros la recibimos el día 5", reconoció Lavigne. Terry es el 20º piloto que fallece en la historia del Rally Dakar, desde 1979. Otros participantes murieron en accidentes fuera de la carrera, que se ha cobrado también 25 víctimas entre miembros de la organización -incluyendo a Thierry Sabine, creador de la prueba- y espectadores. Esta circunstancia ha provocado la reacción de muchos detractores de la carrera que se plantean si debe seguir este rally tan duro, que entraña un peligro tan evidente para pilotos y seguidores de la carrera.

El pasado sábado dos pilotos británicos que participaban en la carrera de coches, Paul Green y Matthew Harrison sufrieron un accidente. Desde entonces padecen problemas pulmonares. Los médicos decidieron inducirles un coma del que deben de salir hoy. Ambos permanecen en estado grave, conectados a un respirador artificial. Por otra parte, un helicóptero de televisión cayó el martes desde una veintena de metros de altura, sin que se produjeran víctimas. Ayer, además, permanecían internados en una clínica cuatro pilotos de motos accidentados -sufrieron traumatismos y pérdidas de conciencia- durante la cuarta etapa. Dusan Randysek (República Checa), Jean François Jayez (Francia), Donald Hatton (Canadá) y Andrés Tamm Plesch (Chile) seguirán ingresados otras 24 horas "tras haber recuperado el conocimiento", según un portavoz hospitalario. El Dakar, sin embargo, prosigue su marcha de forma inexorable.

Pascal Terry, antes de tomar la salida en Buenos Aires.
Pascal Terry, antes de tomar la salida en Buenos Aires.REUTERS

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