El Sevilla se instala en la desgana
Pandiani, en el último minuto, hace pagar al conjunto andaluz su falta de ambición
Tras la vuelta de las vacaciones de Navidad, el Sevilla demostró ayer que aún está digiriendo los turrones y que sigue sin encontrar un ritmo con el que sentirse cómodo. Ante Osasuna, cenicienta de la Liga, no supo reflejar en el juego la distancia que se observa en la clasificación. Ni el gol de Navas azuzó las ganas de victoria del conjunto de Manolo Jiménez, al que Pandiani hizo cumplir su penitencia en el último suspiro al marcar el empate.
Jiménez cumplía el partido de sanción por la tarjeta roja que le mostraron ante el Mallorca. En el palco, móvil en mano, sentado al lado del director deportivo, Ramón Rodríguez, Monchi, el técnico del Sevilla daba incesantemente órdenes para que se las trasladaran a Jesús Calderón, el segundo entrenador, que dirigía al equipo.
SEVILLA 1 - 0SASUNA 1
Sevilla: Palop; Fernando Navarro, Squillaci, Escudé, Dragutinovic (Crespo, m. 81); Jesús Navas, Romaric, Duscher (Fazio, m. 68), Adriano (Diego Capel, m. 63); Renato y Kanouté. No utilizados: Javi Varas; David Prieto, Maresca y Luis Fabiano.
Osasuna: Roberto; J. Flaño, Sergio, M. Flaño, Monreal; Vadócz, Nekounam; Azpilicueta (Masoud, m. 74), Héctor Font (Pandiani, m. 62), Plasil; y Kike Sola (Portillo, m. 46). No utilizados: Ricardo; Josetxo, Sunny y Puñal.
Goles: 1-0. M. 50. Jesús Navas, desde la frontal del área. 1-1. M. 89. Pandiani desvía a la red un disparo de Masoud.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Javi Flaño, Duscher, Escudé, Palop, Romaric, Azpilicueta, Dragutinovic y Masoud.
Unos 30.000 espectadores en el Pizjuán.
Pero el Sevilla daba la sensación de que seguía de vacaciones, lento como discurría su juego, a la espera de que alguna oportunidad cayera del cielo. Porque de crear él ocasiones se había olvidado. Sin un arquitecto en el círculo central, Jiménez dio la manija a Romaric y Duscher. Los dos medios se esforzaron en recuperar balones, pero una vez con él, eran incapaces de organizar el ataque.
Tampoco es que Osasuna se lo pusiera fácil. El cuadro de José Antonio Camacho se despojó de sus complejos y presionó desde el primer minuto a la zaga sevillista, con Fernando Navarro en el lateral derecho y Dragutinovic en el izquierdo. Sin embargo, Osasuna se contagió de la pasividad del Sevilla. Sus transiciones se embarrancaban en el centro del campo. Sólo Kike Sola, sustituido por Portillo al borde del descanso, trataba de sacar petróleo del páramo en el que se movía. Sin éxito. A Osasuna le falta un devorador del área. Las contadas ocasiones en que llegó a la cueva de Palop quedaron en agua de borrajas.
El Sevilla escaseaba también en el área de Roberto. Y cuando lo hacía era gracias a la insistencia por las bandas con las carreras de Adriano y el picante de Jesús Navas. Los únicos que imprimían algo de ritmo a un Sevilla con menos movimiento que una estatua de mármol. Tuvo que ser la tenacidad de Navas la que lo despertara de su apatía. El extremo amortiguó con el pecho un centro de Renato. Lo dejó caer en su bota derecha y empalmó el cuero para colarlo cerca del poste, adonde no llegó Roberto.
El cambio de cromos que propuso Jiménez (Adriano por Capel y Duscher por Fazio) dejó el mismo esquema inicial. Y la misma actitud. La ausencia de hambre de gol la pagó cara el Sevilla. Y Osasuna hizo evidente que los partidos duran 90 minutos. Justo en el límite del tiempo, Masoud, un reactivo en el cuarto de hora que estuvo sobre el césped, soltó un latigazo que desvió Pandiani a la red para sorpresa de Palop.
La alegría de Camacho contrastaba con la cara lánguida de Jiménez. El punto retrató la escasez de ideas y el juego limitado que hubo ayer en el estadio Sánchez Pizjuán. A Osasuna le anima a salir del atolladero. Y el Sevilla cayó en la cuenta de que más le vale desplegar todo su arsenal si quiere continuar en la zona noble de la tabla.
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