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Un nuevo conflicto laboral deja a miles de pasajeros estancados en Barajas

Los retrasos por la falta de controladores aéreos aumentan la tensión en el aeropuerto

Barajas se ha convertido en una ratonera. A la "huelga de celo" de los pilotos de Iberia, un hecho que éstos niegan y que ha afectado ya a 900.000 personas desde su comienzo a principios de diciembre, se sumó ayer un nuevo conflicto con los controladores aéreos. La falta de ocho trabajadores por "baja médica" (de los 23 que debían acudir ayer), según informó AENA, causó retrasos en la mayoría de los vuelos. La novedad para los pasajeros fue que tuvieron que permanecer durante horas en el interior de los aviones a la espera de despegar.

Miles de personas que tenían que coger un avión para llegar a la capital o salir de ella tuvieron que dedicar el día de ayer a la incómoda tarea de perder el tiempo o malgastarlo en una pregunta que no obtenía respuesta en los mostradores: "¿Por qué se retrasa mi vuelo?". Los trabajadores de AENA nunca respondían oficialmente, pero, en voz baja, trataban de calmar a los pasajeros más cabreados diciéndoles lo que todo el mundo comentaba en el aeropuerto: huelga encubierta de los controladores aéreos. Este hecho fue confirmado ayer por fuentes del sector. Las zonas de facturación de la terminal 4 estuvieron tranquilas ayer. Los pasajeros embarcaban sus maletas sin saber la que les esperaba tras pasar los controles que dan acceso a las puertas de embarque. Allí sí se pudo ver la tensión, el enfado y los pitidos que causaron los retrasos."Hay cabreo y mucha gente preguntando en los puestos de información por la causa de los retrasos, pero nadie dice nada", comentó ayer Santi Rello, un pasajero de Iberia con destino a París cuyo vuelo empezaba a retrasarse. Tenía que salir a las 19.05. Poco después, los paneles informativos anunciaban una nueva hora de salida, las 21.20. Rello, en el interior del avión, recibió las siguientes explicaciones del comandante de la nave: "El copiloto ha terminado sus 13 horas de vuelo reglamentarias y tenemos que esperar la llegada de un nuevo copiloto". "La gente ha empezado a gritar y a los niños se les ha dado rienda suelta para llorar", relató el pasajero, que poco después fue informado extraoficialmente de la supuesta huelga de celo de los controladores aéreos.

La Guardia Civil desplazó a 50 agentes a la T-4 para evitar disturbios
"Es por los controladores", aseguraba un piloto que volaba a Roma

En algunos casos, las demoras se prolongaron durante todo el día. El relato de Lorena Pérez, una mujer de 32 años que se marchaba con su madre de vacaciones a Panamá, sirve para hacerse una idea de lo que tuvieron que pasar ayer algunos pasajeros: "Teníamos que salir a las 12.05. A las 12.30 embarcamos; luego nos dicen que hay un problema técnico y más tarde nos avisan de que la torre de control no les da permiso para salir. En total, hemos pasado tres horas y media en el avión. Los que peor lo han pasado han sido los niños. Luego nos han hecho bajar. No nos han dado información oficial, pero las azafatas nos decían que todo esto era por una huelga de celo de los controladores aéreos. Lo siguiente ha sido llevarnos a un hotel. No hemos comido hasta las seis de la tarde. Primero nos han dicho que nos recogerán a las 0.30, pero hace poco nos han comunicado que no, que a las 2.30. Ya no me creo nada. Igual salimos mañana. Quiero que se sepa todo esto porque está causando muchos problemas".

Las llamadas a este periódico para informar sobre lo que estaba pasando en Barajas se fueron sucediendo durante todo el día. Un piloto de Air Europa y pasajero ayer en un vuelo de Iberia con destino a Roma avisó de los problemas que se estaban produciendo. "Es importante informar de esto. Es por los controladores aéreos. Nuestro vuelo va a tener un retraso de tres horas", contó poco antes del mediodía.

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Solamente funcionaban dos de las cuatro pistas con las que cuenta el aeropuerto. Sobre las causas de la falta de personal, fuentes de AENA explicaron que ocho de los 23 controladores que tenían que trabajar en el turno de mañana no acudieron a sus puestos por "baja médica".

Los retrasos ocasionaron que se formaran colas en las puertas de embarque. La información de las pantallas cambiaba continuamente y los pasajeros tenían que moverse a otra zona del aeropuerto para buscar su nuevo punto de salida. "Las colas van de un lado a otro. Así nos tienen entretenidos", bromeó Javier Gutiérrez, que esperaba la salida de su vuelo a Santiago de Compostela, retrasado dos horas.

También perdieron el tiempo los que tenían que ir a Madrid. José Augusto Sánchez debía salir a las 17.40 de Alicante para llegar a la capital. Su última llamada a este periódico anunciaba una nueva hora de salida, las 21.30. "El problema es sobre todo la falta de información. No sabemos si saldremos finalmente o no. Uno de los pasajeros se ha ido al mostrador de Iberia y les ha pedido que le dijeran qué pasaba o les denunciaría. 'Aquí no se viene a amenazar', le han contestado los de la compañía", explicó el pasajero. El móvil de Augusto enviaba poco después la foto de uno de los paneles informativos con nuevos retrasos. El título del mensaje era "¿Embarcaremos al final?". Embarcó. Llegó a las once de la noche. A esa hora había un centenar de personas esperando para reclamar en los servicios de atención al cliente de las aerolíneas.

El enfado acumulado durante horas de espera provocó los gritos y las protestas en los puestos de información de las compañías. Trabajadores de Iberia llamaron a la Guardia Civil, que desplazó a unos 50 agentes para vigilar las puertas de embarque por si se producía algún altercado, informa F. Javier Barroso.

La Guardia Civil también movilizó a la Unidad de Seguridad Ciudadana a las puertas de la T-4 por si se había disturbios, algo que por la noche parecía poco probable, según comentó un portavoz.

Una pantalla del aeropuerto de Barajas donde aparece la información de  los vuelos retrasados.
Una pantalla del aeropuerto de Barajas donde aparece la información de los vuelos retrasados.GORKA LEJARCEGI

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