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Crítica:MÚSICA | Libros
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cantos rodados y almas cándidas

Diego A. Manrique

El chiste era fácil: "Si recuerdas los sesenta, seguro que no estuviste allí". Muy al contrario: todos los que florecieron en aquella década aseguran recordarlo todo e insisten en compartir sus vivencias. Saben que fueron parte de un gigantesco experimento generacional y quieren reivindicarse. A veces, no tienen más salvoconducto que un breve contacto con la genialidad. Como Michael Stuart-Ware, baterista de Love en Da capo y, hagan la reverencia, Forever changes. Lamentablemente, Entre bastidores no aclara la intrigante mecánica creativa de Love, aparte de sugerir que el cabecilla del grupo, el esquivo Arthur Lee, era hábil a la hora de repartir y quedarse con la mejor parte.

Entre bastidores sólo funciona como crónica pudorosa de la cotidianidad de los chusqueros del rock de Los Ángeles. Según esto, una especie humana bastante simplona, cuyas referencias culturales no van más allá de la televisión y el cine. Stuart-Ware parece ajeno a las fracturas sociales de la época, únicamente reconocidas al coincidir Love en un vuelo comercial con soldados destinados a Vietnam. Sus motivaciones íntimas quedan difusas. Alega un hastío con las drogas cuando rechaza el trabajo más lucrativo de su carrera, que consiste en tocar con Neil Diamond: prefiere dejar la música.

Una opción que Ronnie Wood nunca se plantearía. Memorias de un Rolling Stone ofrece el autorretrato de un vividor. Aquí no hay dramas: a pesar de nacer entre los empobrecidos "gitanos acuáticos", familias que manejan las barcazas del Támesis, sus primeros años rebosan risas, canciones y juergas. Esencialmente, Ronnie va rodando por diferentes aventuras -The Birds, Jeff Beck, The Faces- hasta que se abre una vacante en el grupo de sus sueños, los Rolling Stones. Sus aspiraciones monetarias son modestas: "Tener suficiente para pagar los siguientes seis meses de la hipoteca y que me quedara algo para comprarme algún Bentley barato". Así que no discute cuando, en su nube habitual, le plantean el primer contrato para tocar con los Stones.

"Bob Ellis, el manager de Billy Preston, me vio y se acercó para preguntarme si necesitaba ayuda".

"No, ¿por qué?".

"Porque lo estabas leyendo al revés".

Ellis revisa el contrato, advierte su tacañería... y comprueba que Ronnie ya ha firmado. Pasarán años hasta que los Stones le consideren miembro de pleno derecho; Mick Jagger no tendrá escrúpulos en desplumarle en los créditos de canciones. Wood demuestra la sabiduría del dicho "resulta más fácil robar a un músico que a un niño". Instalado en la aristocracia del rock, logra arruinarse al montar un extravagante club privado en Londres.

Sin pudor, Wood se revela como un cabeza hueca. Se mete en relaciones peligrosas con narcos de alto nivel o con la esposa de Pierre Trudeau, primer ministro de Canadá. Supera el alcoholismo, los quebrantos financieros y los arrestos, gajes del oficio que cuenta con gracia. Hubo más que simpatía entre Ronnie Wood y Pattie Boyd. Pattie, ya se sabe, el prototipo de "musa del rock": inspiró Something, Layla, Wonderful tonight y otras muchas. Pero Un maravilloso presente tiene poco de libro sonrosado. Un complicado pasado familiar no la prepara para el trabajo imposible de esposa de superestrellas del rock. Sus años al lado de George Harrison son infelices: le toca el beatle más resentido y menos sociable (excepto cuando se trata de seducir damas). Y cede al asedio del mejor amigo de su marido, el romántico Eric Clapton. Otra pesadilla: tan infiel como Harrison, tiene la sociabilidad del borracho. Un maravilloso presente supone una incursión en ese círculo exclusivo de las legítimas de los dioses del Olimpo. Se trata de la crónica de una superviviente. Ella pasa de una impunidad invisible -cuando la policía antidrogas realiza su primera redada en la casa de Keith Richards, aguarda hasta que los Harrison se marchan- a verse sola en pisos diminutos, aunque siempre discretamente subvencionada por Clapton. Finalmente, Pattie encuentra salida como fotógrafa, con un calendario repleto de "turismo espiritual". De fondo, la frustración de no poder concebir. Y una obsesión devoradora: "Debí luchar más por salvar mi matrimonio con Harrison".

Entre bastidores: de viaje con el grupo Love. Michael Stuart-Ware. Traducción de Marcos Sánchez Armesto. Metropolitan. Madrid, 2008. 308 páginas. 20,15 euros. Memorias de un Rolling Stone.Ronnie Wood. Traducción de José Serra. Global Rhythm Press. Barcelona, 2008. 341 páginas. 24 euros. Un maravilloso presente.Pattie Boyd con Penny Junor. Traducción de Aurora Echevarría. Circe. Barcelona, 2008. 383 páginas. 21,50 euros.

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