Kerryn McCann, maratoniana australiana

Correr el maratón es uno de los retos más duros que puede plantearse un deportista. Su leyenda procede de la misma muerte por el esfuerzo que requiere. La distancia exacta de la prueba olímpica -42,195 km- la corrió Kerryn McCann corrió muchas veces y se entrenó muchas más. Si el atletismo es ya un deporte sacrificado y exigente, las largas distancias especialmente. Pero Kerryn no pudo con el más agresivo cáncer de seno que le diagnosticaron en agosto de 2007 cuando estaba embarazada de su tercer hijo, Cooper. Murió el día 8 en Coledale, al sur de Sydney. Tenía 41 años.

La menuda Kerryn, de 1,62 metros y apenas 47 kilos en su mejor forma, había compaginado su carrera deportiva con la maternidad. Deja huérfanos otros dos hijos, Benton, de 11 años y Josie, de 5. Australia quedó conmocionada. Todos los países tienen deportistas más queridos y Kerryn Hindmarsh, su apellido de soltera, era muy especial. Se ganó el corazón de todos los australianos con una victoría épica en el maratón de los XVIII Juegos de la Commonwealth, en 2006. Ganó en un largo sprint de casi 300 metros, ya en la pista del estadio, el Melbourne Cricket Ground, a la keniana Hellen Cherono, con quien iba emparejada los últimos tres kilómetros. Las imágenes de la modesta vuelta de honor con su hijo Benton, entonces de nueve años, y cuya llegada al mundo le había impedido participar en la edición de 1998, en Kuala Lumpur, fue inolvidable para la gente que admiraba su tesón. Era su segundo éxito en los Juegos de la Mancomunidad Británica, tras el conseguido en Manchester, en 2002. El impacto del caso Kerryn se ha tomado en Australia como un motivo más para la prevención del cáncer de mama.