Misa medieval en La Abadía
El 'Auto de los Reyes Magos', la obra más antigua en castellano, sube al escenario con la fonética del siglo XII
El espacio escénico de La Abadía acoge estos días el texto más antiguo de la dramaturgia castellana, Auto de los Reyes Magos, bajo la dirección de una especialista en teatro medieval, la joven Ana Zamora. El Auto surge en el escenario de La Abadía como un acontecimiento teatral insólito y original que permanecerá en cartel hasta el próximo 11 de enero. Cuatro intérpretes y cuatro músicas muestran toda la magia de una de las tradiciones más relevantes del mundo en una versión que Ana Zamora califica, entre sonrisas, de "un tanto fundamentalista".
¿Por qué? "Bueno, porque he adaptado poco el texto", señala esta directora de 33 años. "Y he mantenido la fonética del siglo XII, cuando fue escrito el Auto. Mi intención ha sido respetar mucho la sonoridad y que el lenguaje fluyera. Es cierto que el espectador puede considerar difícil escuchar un castellano tan antiguo, que en ocasiones no entiende bien, pero me parecía más importante reflejar en escena cómo pasan las cosas que la propia trama. En definitiva, la historia de los Reyes Magos la conoce todo el mundo".
A partir de los 147 versos del texto original, una pieza única del teatro español, Zamora recrea una atmósfera de rito medieval, de profecías, de sibilas y evangelistas en una representación que incluye teatro, música y danza.
El espectáculo responde a una coproducción entre la Abadía y Nao d'Amores, la compañía que desde hace ocho años trabaja en la recuperación del teatro medieval y renacentista. Esta dedicación a idéntico fin de los mismos actores y técnicos, que ensayan y preparan sus espectáculos en Segovia, ha permitido un acoplamiento, una identificación con los textos y un lenguaje común que se transmiten a lo largo de la hora de representación.
De hablar apresurado e ideas claras, Ana Zamora despliega pasión cuando define al Auto de los Reyes Magos, una obra que ya entusiasmó a Falla y García Lorca en los años veinte, como "un mecanismo de relojería inspirado en los ritos ancestrales que se esconden detrás de las celebraciones litúrgicas y populares del ciclo de la Navidad".
Fue un texto encontrado, a finales del XVIII, en un códice de la biblioteca del cabildo de Toledo, que hoy se conserva en la Biblioteca Nacional y se trata, en palabras de Ana Zamora, "del único drama del siglo XII compuesto por entero en lengua vernácula". Habitual de la Abadía y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), esta nieta del lingüista Alonso Zamora Vicente e hija de director de museo y de etnóloga estaba casi predestinada a la escena. Formada en talleres teatrales de Segovia y en el festival de títeres y, más tarde, en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, está convencida, como le decía su abuelo, de que "uno se puede morir sin ver el Louvre, pero no sin ver el Misteri de Elche".
Ana Zamora ha sido ayudante de dirección en la Abadía y en montajes de la CNTC y acaba de ser galardonada con los premios Ojo Crítico, de Radio Nacional, y de la Asociación de Directores de Escena. Pero, fiel a su estilo, comenta: "Lo que importa de verdad es el trabajo".
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