Tassos Papadopulos, ex dirigente de Chipre
El 'míster no' grecochipriota que llevó a su país a la Unión Europea
Incorporó su isla de Chipre a la Unión Europea y al euro, pero será recordado como el líder que dijo "no" hace cuatro años a la mejor oportunidad de reunificación de la isla, dividida tras la invasión turca de 1974. El ex presidente Tassos Papadopulos fue enterrado ayer con honores de Estado en las afueras de Nicosia, donde había nacido en 1934 bajo la ocupación británica, después de tres días de luto oficial. Sus pulmones de fumador compulsivo dejaron de respirar el pasado viernes a causa de un cáncer.
Antes del nacimiento del Estado de Chipre, hace casi medio siglo, Papadopulos ya lideraba el ala más radical del nacionalismo prohelénico. Tras formarse como abogado en el King's College de Londres, Tassos regresó a su isla para combatir como comandante del frente de Nicosia en la guerrilla independentista del EOKA contra el Ejército británico. Participó en las negociaciones de Londres y Zúrich para la emancipación de la isla y, con apenas 25 años, fue el ministro más joven en el primer Gobierno del arzobispo Makarios, padre de la independencia chipriota. Desde entonces fue varias veces ministro y diputado. En 2003 fue elegido presidente gracias al apoyo del mayoritario voto de los comunistas del AKEL. Derrotó en las urnas al moderado Galfkos Clerides, que ya había sentado las bases para la adhesión de Chipre en la UE y tendía la mano a la comunidad turca de la isla.
Pocos días antes de que el país ingresara como miembro de pleno derecho en la Unión el 1 de mayo de 2004, Papadopulos lloró durante un discurso televisado a la nación para pedir el "no" en el referéndum sobre reunificación de la isla que había convocado la ONU. La Comisión Europea, que apoyaba el "sí" junto a los Gobiernos de Atenas y Ankara, se sintió defraudada con el mensaje del presidente, pero dos de cada tres grecochipriotas rechazaron el plan Annan, así llamado por el empeño del entonces secretario general de la ONU. Los turcochipriotas, mientras, lo apoyaron casi en la misma proporción. Pero no pudo ser. Naciones Unidas exigía el "sí" de ambas comunidades para retirar a sus cascos azules.
Durante su última campaña electoral la declaración unilateral de independencia de Kosovo bendecida por Occidente dio la puntilla a su larga carrera política. Muchos grecochipriotas entendieron entonces que la intransigencia a ultranza de su míster no podría acarrear la partición de Chipre para siempre y le dieron la espalda. El humo hizo el resto.
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