El líder más sólido de Europa
El Barça, con ocho puntos, tiene la mayor ventaja de las grandes ligas - A lo largo de la historia, sólo un equipo perdió el título con una diferencia similar, el Madrid frente al azulgrana en 1992
Las palabras del entrenador del Barça, Pep Guardiola, después de que su equipo derrumbara el muro del Madrid el sábado (2-0), ilustran el férreo gobierno que vive actualmente la Liga. "A ver cómo consigo ahora que estemos todos con los pies en el suelo", vino a decir Guardiola antes de que la jornada dominical dejara a Valencia y Sevilla a ocho puntos y al Villarreal a nueve. La diferencia del líder respecto a sus perseguidores es la máxima entre un equipo y el siguiente clasificado entre las grandes Ligas de Europa. En las primeras divisiones de España, Inglaterra, Italia, Alemania y Francia, ningún equipo ha conseguido abrir una brecha semejante. Sólo el Inter de Mourinho, el líder del calcio, que aventaja en seis puntos al Juventus, segundo clasificado, se asoma a un dominio tan poderoso, síntoma de que el Barcelona, por más calma que pida Guardiola, juega hoy por hoy otra Liga. Sólo un punto separa a Liverpool y Chelsea en la Premier League después de 17 jornadas; en Alemania el Hoffenheim aguanta con los mismos puntos (35) el empuje del gigante Bayern de Múnich; y en Francia el Lyon, rey absoluto de los últimos campeonatos, apenas saca dos puntos al Burdeos.
Sólo el Inter, con seis puntos sobre el Juventus, se acerca a un dominio tan grande
Guardiola, jugador en aquella remontada, pide ahora calma a sus futbolistas
El acelerón del Barça adquiere mayor calado en comparación con la diferencia entre otros conjuntos de la Liga y otras temporadas en la historia del torneo. La siguiente diferencia más grande en el actual campeonato español, tras los ocho puntos del conjunto azulgrana, son los cuatro que distancian al Recreativo del colista Osasuna. Por si fuera poco, la historia también juega a su favor. En los archivos del campeonato sólo hay cinco casos de una distancia semejante del primero respecto al segundo a estas alturas de la Liga (jornada 15), si se establece una equiparación de las diferencias entre los torneos de tres puntos por victoria y dos puntos. Y sólo en uno de ellos, el equipo que mandaba en la Liga acabó por doblar la rodilla al final. Fue el Madrid de la temporada 1991-92, que en la jornada 15 tenía seis puntos de ventaja sobre el Atlético y siete sobre el Barcelona, campeón finalmente en un sprint de locura. Después de ganar su primera Copa de Europa en Wembley, un Barça crecido remó hasta la última jornada: victoria azulgrana por 2-0 al Athletic de Bilbao, derrota del Madrid en Tenerife (3-2) y el conjunto de Cruyff celebrando un doblete histórico.
"Después de ganar en Wembley, empezamos a jugar cada partido como si fuera una final. Esto nos dio más carácter, más contundencia y más seguridad", explica Stoichkov sobre aquella remontada. "Nos salía todo, y al Madrid no le salía nada", añade Goikoetxea. "Hubo mucha unidad y confianza. Lo más importante es que al mismo tiempo que recortábamos puntos, recortábamos goles, y eso fue una doble presión para el rival", apunta Eusebio. "Hasta yo le metí un gol al Espanyol", cierra Ferrer. En el bando madridista, Miguel Porlan, Chendo, ha borrado de su memoria los acontecimientos: "No sé qué nos pasó; no lo recuerdo. Sólo sé que llegamos a la última jornada en Tenerife con el Barça a un punto por detrás y perdimos".
En las filas de aquel Barcelona, un joven Pep Guardiola contribuyó al remonte azulgrana. Hoy, como primer entrenador del Barça, intenta que sus futbolistas no celebren todavía el título y mantengan los pies en la tierra hasta sellar la victoria final. La historia demuestra que la Liga no está ganada.
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