Ahora son los coches
Una primera estimación del índice Crédit Suisse-Tremont para el mes de noviembre apunta a que los fondos de inversión libre habrían tenido ese mes pérdidas de 0,69% (que habría que sumar a la caída del 15,5% acumulado en los 10 primeros meses de 2008). Noviembre trajo motivos nuevos de preocupación para los hedge funds, situados esta vez en el corazón de la economía real, en el que es, precisamente, uno de sus principales motores: la industria del automóvil. Y no sólo por la pérdida de puestos de trabajo y su efecto depresivo sobre el consumo, sino por el impacto de gran magnitud que podría terminar teniendo sobre los mercados de crédito.
Y es que la suspensión de pagos o la quiebra de General Motors, Ford o Chrysler provocaría un nuevo movimiento sísmico que, directamente o a través de sus réplicas, y dicho con palabras del senador demócrata por Illinois Carl Levin, "afectaría negativamente a emisiones de renta fija privada, Credit Default Swaps (CDS) y otros instrumentos financieros por valor de un billón de dólares, provocando un daño adicional a los balances de las entidades financieras de Estados Unidos".
La quiebra de los fabricantes de coches tendría un gran impacto en el mercado de crédito
La cuestión vuelve a poner sobre la mesa la negativa de la Administración Bush a utilizar parte de los 700.000 millones de dólares del plan de rescate de los bancos para ayudar a las compañías de automóviles. La respuesta desde el partido demócrata a esa negativa es poner de relieve el peligro que para el sistema financiero representaría la mora de la deuda por parte de los fabricantes de coches, algo que les haría, por tanto, candidatos obvios a las ayudas.
El núcleo del problema reside en la enorme cantidad de deuda emitida a lo largo de los años por las tres compañías norteamericanas y por sus respectivos brazos financieros: GMAC (General Motors Acceptance Corporation) y Ford Motor Credit. Para ilustrarlo baste recordar que el 10% del mercado de bonos de elevada rentabilidad (o bonos basura como se les conocía en otra época más dada a la caricatura que al eufemismo) es deuda emitida por General Motors y Ford o por sus respectivas compañías financieras. La elevada probabilidad de mora se refleja en precio de tan sólo 20 o 30 céntimos por cada dólar de nominal que el mercado está asignando a parte de la deuda de estas empresas.
Pero además hay algo muy relevante, y son los 250.000 millones de dólares en avales (los mencionados CDS) emitidos sobre esa deuda; avales que entrarían en fase de ejecución si se produjera el impago, generándose así un nuevo efecto dominó que haría entrar a los mercados de crédito en el segundo acto de una crisis que ya tuvo su preámbulo precisamente en la quiebra de dos hedge funds que invertían, entre otros, en estos derivados de crédito.
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