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Un juez reabre la discoteca Macumba

Unos 50 clientes acudieron a primera hora de la madrugada de hoy al local

Rebeca Carranco

Le ha durado una semana el precinto a la discoteca Macumba. El pasado viernes, funcionarios del área de Urbanismo cerraron la celebre sala de baile porque, según el Ayuntamiento, carecía de licencia de funcionamiento. Los propietarios recurrieron y ahora un juez ha suspendido el precinto cautelarmente.

El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 17 de Madrid dictó ayer un auto por el que se suspende provisionalmente la clausura de la discoteca Macumba, una decisión que será revisada el próximo lunes, cuando las partes comparezcan ante el magistrado. El juzgado fundamenta su decisión en que "no está acreditada la existencia de peligro inminente para las personas, que las deficiencias detectadas por los técnicos municipales han sido corregidas por la propiedad, que no se ha dado plazo de audiencia previa al precinto llevado a cabo y que la sala está en posesión de la licencia de actividad desde el 22 de abril de 2005", según el Ayuntamiento.

Pero es llamativo que, a diferencia de lo ocurrido en otros locales que se han mantenido abiertos durante meses, como Balcón de Rosales, y pese a que se realizaron 18 inspecciones y 31 denuncias, la Policía Municipal no pidió el cierre de Macumba: consideró que las deficiencias no lo motivaban. Fue la concejalía de Urbanismo la que ordenó precintar el local.

El próximo lunes, tanto los gestores de la discoteca Macumba como el gobierno local comparecerán ante el juez instructor del caso, que decidirá tras escuchas sus testimonios sobre si mantiene o modifica la medida cautelar adoptada ayer.

Esta discoteca es uno de los ocho locales que el Ayuntamiento ha cerrado desde que inició una campaña de inspecciones a raíz de la muerte de Álvaro Ussía a manos de los porteros de la discoteca ilegal Balcón de Rosales, el pasado día 15.

Los propietarios de Macumba no quisieron ayer hacer declaraciones a este periódico.

El reloj acababa de tocar las doce. Un grupo de chicas con minifalda, medias negras y raya en el ojo a lo Amy Winehouse suben con el vaso de cubata en la mano las escaleras de la estación del metro de Chamartín. "¡Vamos a Macumba!", reconocen felices mientras pasan delante de unos mendigos y sus cartones. En el camino a la plaza de la estación de Chamartín, donde está la discoteca, van sumándose más veinteañeros. Delante de la discoteca, varios grupos de jóvenes hacen botellón a pesar del frío. De la policía, ni rastro. "Bebemos aquí hasta la 1.30, porque hasta esa hora entrar es más barato: 12 euros y dos copas", explica un joven que se hace llamar Perry. Los relaciones públicas del local e Internet han sido los transmisores de la noticia: "Esta noche Macumba abre". Aunque el cierre de la semana pasada ha hecho mella. "Habitualmente somos unos mil en la plaza", dice Perry. Ayer no eran más de cincuenta los que palmeaban y gritaban: "¡Eo, me gusta la coca!", dispuestos a pasar la noche en la discoteca.

"Sanidad se tendría que meter en los locales y controlar el alcohol que nos venden, que es una mierda. Es decir, 10 euros por un cubata de garrafón", se queja un chaval. Una colega le corrige: "Lo importante es que si las cosas no están en regla cierren, aunque sea el Macumba".

Los empleados colocaron minutos antes de abrir una pancarta que tapó el nombre la discoteca. Y es que los viernes hacen una fiesta bajo el nombre de Danzoo.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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