El jefe en la sombra

El Getafe no sólo enamoró a España entera el curso pasado con su insolencia y su fútbol de candilejas. También prendó a media Alemania. Tanto que su épica derrota ante el Bayern en los cuartos de final de la Copa de la UEFA propició el fichaje de Eugen Polanski, del Borussia de Mönchengladbach. "Todos iban con mis actuales compañeros porque allí los otros [el equipo muniqués] no caen simpáticos. No pudo ser, pero captaron mi atención. Aunque sea un club modesto, lo importante es que está muy bien organizado y no ha renunciado a su ambiente familiar. No me costó tomar la decisión", cuenta el medio defensivo, de 22 años, que ha relegado a Celestini al banquillo.

"Siempre hemos dicho que quienes se imponen en nuestra cantera van a triunfar", afirma su mentor, Thomas Kastenmeier. El responsable de las categorías inferiores del Borussia recuerda cómo Mr. Happy se forjó durante 15 años, seis a su cargo, en los campos de tierra. "Eso da carácter. Pero, ante todo, tiene la cabeza muy bien amueblada. Es un líder nato". "Se le ve comprometido", le respaldan en el vestuario azulón. "Soy un jugador de equipo, de muchísimo recorrido. Lo que no quiero es ser el centro de atención", rechaza Polanski.

"Nací en Polonia, como Klose y Podolski, pero me siento alemán. Toda mi vida la he pasado allí y todos mis amigos están allí. Mi familia se trasladó cuando yo tenía tres años", cuenta Polanski. Se le nota feliz, libre del látigo del técnico Jos Luhukay. "No veía forma de progresar con él. Sentía que perdía el tiempo. Fue otra razón para hacer las maletas", confiesa. "En cambio, aquí no se hace nada sin el balón. Los entrenamientos son divertidísimos. Para un futbolista, jugar en España es sencillamente espectacular", matiza.

"Va bien en el uno contra uno y maneja el balón con soltura con las dos piernas", alaba Casquero, el otro ambidiestro del Getafe, a su compañero. "Cuando jugamos con dos centrocampistas, hay veces en las que uno tiene que ser más defensivo y otras en las que te toca atacar. Para mí, es lo mismo. Puedo jugar de las dos formas", asiente Polanski, capitán en todas las categorías inferiores de Alemania. "Le esperábamos. Menos mal que ya está apareciendo", resopla el director deportivo, Toni Muñoz. "Ya está pillándole el tranquillo a la Liga", sentencia Ángel Torres. El presidente del Getafe le echó el lazo a finales de abril. "Me vine antes de lo previsto a España para mejorar el idioma y demostrar que no estoy de paso". "Se lo recomendé cuando Michael Laudrup dejó el banquillo. Le avisé de que, con un entrenador español, nadie le hablaría en inglés", dice Kastenmeier.

"No se le puede reprochar nada", interviene Víctor Muñoz. "Es disciplinado. Y es digno de elogio su sentido colectivo", resalta el entrenador del Getafe, que valora, "más allá de que tenga una buena pierna desde media distancia, cómo organiza al equipo". "No ha sido fácil habituarse a una mentalidad tan diferente. Aquí hay muchos pases en corto", responde Polanski, que no debutó hasta la quinta jornada, ante el Athletic en San Mamés, y no fue titular hasta la Copa, contra Osasuna. Desde entonces se ha convertido en fijo y ha disputado 344 de los últimos 360 minutos. "Hay que aprovechar que el Madrid está en crisis", se frota las manos el teutón, incondicional de Zidane "por cómo acariciaba el balón, pero ya no lo tienen".