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El PSOE recobra la alcaldía de Chiclana entre acusaciones de corrupción

Vecinos increpan al ex alcalde del PP en un pleno blindado a los ciudadanos

No hubo sorpresas ni giros imprevistos. El guión se cumplió a rajatabla. El PSOE recuperó ayer la alcaldía de Chiclana (Cádiz, 74.261 habitantes), que sólo había dejado de encabezar en el último año y medio, tras prosperar en pleno la moción de censura que había firmado con el PSA y una concejal de IU. Los socialistas desbancaron del gobierno al PP, que se despidió del bastón de mando con acusaciones de corrupción e irregularidades urbanísticas hacia sus adversarios. Fue un pleno al que sólo pudieron asistir periodistas y autoridades. Las medidas de seguridad cortaron incluso la calle de acceso a la sesión, lo que provocó en los alrededores aglomeraciones de vecinos que increparon al alcalde saliente y sacaron en hombros al nuevo.

"Te llevas los desechos de mi gobierno", espetó el popular Marín

La hegemonía socialista en Chiclana se acabó el 16 de junio de 2007. El PSOE había ganado los comicios municipales pero no revalidó la mayoría absoluta. Todos los partidos se unieron contra él. PP, IU, PA y PSA cerraron un gobierno cuatripartito que apartó, por primera vez, a los socialistas del poder en la ciudad. Diecisiete meses después y tras un pleno de algo más de hora y media los socialistas lograron recuperar Chiclana. En las últimas semanas el cuatripartito se había terminado de romper con la salida del PSA y de una de las concejales de IU, partidos con los que finalmente el PSOE pudo firmar una moción de censura que salió ayer adelante en un ambiente tenso y caldeado. "Te llevas los desechos de mi gobierno", sentenció el alcalde saliente, Ernesto Marín, del PP.

El socialista José María Román volvió a sentarse en el principal sillón municipal. Cuestionado por su talante, por no generar simpatías en la ciudadanía, ayer se comprometió a convertirse en el alcalde de todos y para todos. "Este gobierno es el auténtico gobierno del cambio en Chiclana. Un gobierno que va a mirar hacia adelante, no habrá vista atrás", se comprometió en su discurso final. Antes había tenido lugar la votación. Román obtuvo el respaldo de sus 11 ediles, de la concejal de IU Nadine Fernández y de la única del PSA, María Ángeles Polanco. El gobierno saliente se quedó a un solo voto, ocho del PP; dos de IU, y otros dos del PA.

Fue un pleno tenso y con duras acusaciones por parte de los que pasaban a la oposición. La más dura fue la portavoz del PP, Teresa Ruiz-Sillero, quien señaló con el dedo a los concejales del PSOE y les imputó graves delitos. "Román, constructor ilegal en su vida privada; Manuela Moreno, que permitió no cobrar 100 millones de euros de sanciones urbanísticas; a Cándida Verdier, que cobra de la Diputación por no ir nunca; a Sebastián Verdugo, investigado por construir no se sabe cómo su chalé en la playa; a José Luis Ruiz Piñero, que se hizo una tercera planta en su casa y le perdonaron su multa; a Joaquín Muriano que concede permisos en contra de los informes técnicos y archiva expedientes a los amigos de Manuel Chaves. Este el equipo humano que pretende gobernar en Chiclana". El portavoz de IU, José Pedro Butrón, tachó el nuevo pacto como "una tapadera" para dejar de levantar las alfombras del Ayuntamiento.

El discurso final de Román no fue escuchado por los concejales de IU ni del PA. El presidente de la mesa de edad, el andalucista, Manuel Guerrero, tuvo que esperar algo más ya que era el encargado de entregarle al alcalde el nuevo bastón de mando. Se lo dejó en la mesa y también se marchó indignado. A la salida centenares de personas y una treintena de agentes aguardaban la finalización del pleno. Marín abandonó la calle entre un discreto aplauso de los que le rodeaban y los pitos e insultos de una mayoría. Román salió literalmente a hombros a gritos de "alcalde, alcalde".

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"¿Hay una redada?"

A las 9.30 la calle Nueva de Chiclana estaba tomada por la Policía. Una treintena de agentes locales cortaron por ambos lados la vía del Teatro Moderno, la sede provisional del salón de plenos. Poco después cinco vehículos de la Guardia Civil también invadieron los alrededores. "¿Hay aquí una redada?", preguntó un vecino a uno de los policías. El agente le respondió con una media sonrisa. "No, hay un pleno".

El contundente control policial y el blindaje de la calle fueron decididos por el alcalde saliente, Ernesto Marín, del PP. Prefirió mantener esta esperada sesión en el exiguo salón de plenos, a pesar de que en la planta superior el teatro contaba con más de 400 butacas.

Centenares de personas se acumularon a cada lado de la calle. Eran, en su mayoría, partidarios del PSOE. "A la calle, te vas al paro como has mandado a tanta gente. Vete ya", le gritaron a Marín a su salida. Fue el momento más tenso. Luego llegó la fiesta. El flamante nuevo alcalde, José María Román, tomó su primera decisión y ordenó a los agentes locales, ya bajo su responsabilidad, romper el cordón de seguridad. La muchedumbre rodeó al regidor local entre elogios y abrazos. En las escalerillas del teatro se comprometió a cambiar la ciudad. El cantaor chiclanero Rancapino remató con una copla el primer discurso de una nueva etapa.

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