Camilo Gonsar, escritor en lengua gallega
Fue autor de la Nova Narrativa, en la estela de la vanguardia
Camilo Gonsar, uno de los narradores esenciales de la literatura gallega, falleció el pasado 9 de noviembre en su casa de Vigo (Pontevedra), a consecuencia de un tumor cerebral. Lejos de ser un escritor oculto, Gonsar, profesor de Filosofía jubilado, sí procuró vivir alejado de los actos literarios. Su voluntad -política y literaria- la expresó a través de un proyecto ficcional en sincronía con los debates conceptuales de la segunda mitad del siglo XX. Apenas produjo anécdotas de consumo interno. Consciente de su público, solía pedir a los editores tiradas modestas para no desperdiciar papel.
Nacido en Sarria (Lugo) en 1931, hijo de farmacéuticos, Gonsar pudo estudiar Filosofía y Letras en Madrid. Retrató aquella etapa en su primera novela, Como calquera outro día (1962), donde quiso contar "un modo peculiar de pasar la guerra fría de la década de los cincuenta". La narración, que transcurre en un día, recoge algunos de los juegos architextuales de Joyce en una ciudad llena de lisiados y en la que, según decía, "nadie hablaba de Heidegger". Para hablar del antiguo rector de Friburgo volvía a Galicia, donde se reunía con Ramón Piñeiro, Luis Pimentel o Celestino Fernández de la Vega, que en 1956 tradujo al gallego, con prólogo del filósofo alemán, De la esencia de la verdad.
Antes había publicado los relatos de Lonxe de nós e dentro (Lejos de nosotros y dentro), producto de cinco años de experimentación entre Lugo, Londres y Nueva York, donde dio clases de lengua y cultura españolas. Aquellas historias cosmopolitas, con narradores difusos y sucesos débiles fueron bien recibidas por el galleguismo doméstico. Lo que después se acotó como Nova Narrativa Galega, la primera gran renovación de la literatura gallega tras la guerra, había comenzado a finales de los cincuenta, con Percival e outras historias, de Xosé Luís Méndez Ferrín, y Memoria de Tains, del hoy abogado Gonzalo Rodríguez Mourullo.
Gonsar continuó ese camino y compartió con ellos el gusto por la vanguardia literaria, de Kafka a Faulkner, menos en el caso del nouveau roman, que le parecía "demasiado pesado". Tampoco militó en el marxismo. Su discurso amplió el concepto de identidad en la literatura gallega y la depositó en la época donde "ningún mundo debería tener razón de ser", como dice O Belga, uno de los protagonistas de Cara a Times Square, de 1980. "Esa novela deshace los mitos de una generación", destacó el poeta y crítico Manuel Forcadela.
Escribió después el semirreportaje Desfeita (1983), los relatos de Arredor do non, compilados ahora por Galaxia, y la novela A noite da aurora, de 2004. En castellano está disponible Hacia Times Square y el experimento Luz del Príncipe-Sol (1996), ambas en Nigra.
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