Una mujer muere pisoteada a las puertas de Melilla
Siete personas resultaron heridas al entrar en la cuidad
Una mujer marroquí falleció ayer como consecuencia de las lesiones sufridas cuando intentaba acceder a Melilla a través de la frontera de Barrio Chino. Sucedió a las 7.20 cuando, según fuentes policiales, un grupo de entre 300 y 400 personas se agolparon ante los tornos de entrada del control policial español, quedando una mujer tendida en el suelo sin conocimiento al ser arrollada por la multitud.
En este instante, un policía procedió a realizar dos disparos al aire para dispersar a la muchedumbre y así poder llegar hasta la mujer. Al comprobarse que respiraba con dificultad se pidió la presencia inmediata en la zona de una ambulancia, desplazando el 061 una UVI móvil, cuyo personal estuvo practicándole los primeros auxilios por espacio de una hora en el interior de vehículo sanitario sin poder evitar que entrara en parada cardiorrespiratoria. Otras siete personas resultaron también heridas por contusiones y todas fueron atendidas en el mismo centro hospitalario.
Cuatro días a la semana, de lunes a jueves, se efectúan una media de 20.000 tránsitos de porteadores que trasladan fardos de mercancías compradas en Melilla e introducidas en Marruecos de contrabando. Ese "comercio atípico", como lo llaman púdicamente en Melilla, se efectuaba por la frontera de Beni Anzar, pero desde este verano, las autoridades marroquíes y españolas han acordado que se traslade al Barrio Chino. Rabat está remodelando el paso internacional de Beni Anzar.
La mercancía, consistente en todo tipo de artículos de primera necesidad y ropa, se reparte en fardos que llegan a pesar decenas de kilos. Los porteadores forman colas para hacerse con estos bultos e introducirlos del otro lado.
Cada viaje reporta al porteador un pago que oscila desde los 200 dirhams (18 euros) euros, por los bultos más grandes que llevan rodando empujándolos con los pies o las manos, hasta 50 dirhams (4,5 euros) los más pequeños, que suelen pesar entre 50 y 70 kilos y que son colocados en la espalda. La mayoría de los porteadores son mujeres.
Las aglomeraciones que se forman son fruto de las prisas y la necesidad de llegar los primeros en coger la mercancía, en trasladarla y volver a repetir la operación ya que a mayor número de bultos acarreados, más dinero cobran. Del lado marroquí esperan a los porteadores para recepcionar la mercancía que será repartida después en tiendas y comercio del norte del país y, a veces, hasta en Casablanca.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.