Silencios de muerte

Pasó por el Petit Palau, para inaugurar la temporada de conciertos de cámara de Palau 100, el Emerson String Quartet, un grupo con más de 30 años de escenario a cuestas y que milita en la élite de los cuartetos de cuerda. En el programa figuraba un estreno, el Quartet núm. 1 'Color of time' del compositor barcelonés Alfons Conde (1967), que presenta a su favor una escritura genuinamente cuartetística con trabajados diálogos entre las partes, pero que carece de puntos fuertes tanto en lo temático como en lo estructural que concentren la energía y den sentido, foco y dirección a la obra.

El resto del programa consistía en un aperitivo sustancioso, el Quartettsatz D.703 de Schubert y dos piezas mayores del repertorio, el Cuarteto D.810 'La muerte y la doncella', de Schubert, y el Cuarteto núm. 13 de Dmitri Shostakóvich, dos obras unidas por su referencia a la muerte. Muerte a la romántica y quizá consoladora en Schubert, y muerte negra, horrible, amarga, sin sentido, en Shostakóvich, que nos legó con esta obra una pieza de perturbadora y oscura belleza llena de mortales silencios.

El Emerson String Quartet ofreció una interpretación cabal y suficiente de las obras, pero teniendo en cuenta que compite en la primerísima división mundial de los cuartetos de cuerda, se esperaba aun una mayor exactitud en la afinación y, muy especialmente, una concentración aún mayor en las obras, habida cuenta de la trascendencia del asunto que nos ocupaba y habida cuenta también de que quizá el cuarteto de cuerda es una de las pocas especialidades musicales donde casi se puede llegar a alcanzar la perfección.