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Cosa de dos
Columna
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Moral

Enric González

Vamos a asistir, en los próximos años, a un conflicto interesante, aunque muy complejo. Digamos que no tan complejo como la guerra del fútbol entre PRISA y La Sexta, pero más interesante que la guerra de la telebasura entre La Sexta y Telecinco. Se trata de la previsible tensión entre Barack Obama y Benedicto XVI.

Durante la campaña electoral estadounidense, el Vaticano ha rezado por McCain y, si es doctrinalmente aceptable rezar contra alguien, contra Obama. El nuevo presidente es partidario de la vigente ley del aborto y de la investigación sobre todo tipo de células madre, y en ambos asuntos choca frontalmente con la doctrina católica sobre bioética. Obama, además, ha elegido un vicepresidente católico, Joe Biden, que defiende también la ley del aborto. Esto último molesta sobremanera a la jerarquía vaticana.

Benedicto XVI encontró en el protestante George Bush a un firme aliado cultural: un hombre que en cuestiones internacionales como la lucha contra el sida o la planificación familiar se alineaba siempre con el Vaticano. Ratzinger podía dedicar parte de su tiempo, una parte quizá exagerada, a batallar contra el relativismo de Zapatero. Si el presidente español disfrutaba de la relevancia que le otorgaba el Papa, Rouco mediante, debe darse prisa en encontrar un nuevo hueco como profeta de la reforma financiera: el eje del debate moral ya no pasa por Madrid, sino por Washington. Eso reduce también, por supuesto, el papel de la Conferencia Episcopal Española.

El debate adquirirá complejidad porque el Vaticano, para mantener su influencia (hablamos de diplomacia y de cultura, no de fe), tendrá que matizar sus posiciones y buscar nuevos aliados. Como se sabe, el Vaticano no cambia con los papas, sino con el ambiente. Y el ambiente mundial va a cambiar muchísimo.

Quizá todo esto ayude a propagar el interés por las cuestiones morales, a elevar la discusión por encima de las líneas partidistas y a colocar en primer término asuntos tan esenciales como la vida y la muerte. Quizá incluso en España llegue a hablarse más de eutanasia y menos de coches oficiales.

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