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Crónica:Décima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El chico de las remontadas

Higuaín mete cuatro goles y evita la derrota del Madrid, que empezó perdiendo y acabó con 10 ante un valiente Málaga

Diego Torres

Gonzalo Higuaín sacó al Madrid del barro con la convicción y la oportunidad de los jugadores que dejan huella. No es fácil hacerlo en el Bernabéu y el argentino, en una noche que parecía condenar a su equipo, se obstinó en remediar todos los desperfectos a fuerza de remates. Lo logró en un partido desbocado. Hizo cuatro goles y apuntó otra remontada en su historial. No está mal para un futbolista que hasta hace poco fue criticado por una presunta falta de precisión.

El Madrid presentó una alineación equilibrada por primera vez en semanas. Schuster aventó a Raúl, superó el 4-2-4 y puso a Van der Vaart en la media punta para acompañar a Higuaín en el ataque y enganchar con los volantes. Sneijder, Guti y Gago dieron consistencia al medio, mientras que Drenthe ensanchó las maniobras por la izquierda. El plan era coherente porque favorecía las asociaciones. Pero faltaban mimbres. No estaba Pepe -lesionado- y hoy mismo es un hombre irreemplazable. Sin Pepe, Sergio Ramos vive más abrumado en la banda. Sin Pepe, Cannavaro y Heinze no pueden permitirse anticipaciones en vacío. Sin Pepe, los errores se pagan más caros. Esto quedó patente a los cinco minutos.

REAL MADRID 4 - MÁLAGA 3

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Heinze, Cannavaro, Marcelo; Guti, Gago, Sneijder (Salgado, m. 46); Van der Vaart (Diarra, m. 83), Higuaín y Drenthe (Saviola, m. 66).

Málaga: Arnau; Gámez, Hélder, Weligton, Calleja; Eliseu (Nacho, m. 62), Apoño, Miguel Angel (Fernando, m. 82), Duda; Adrián (Luque, m. 82) y Baha.

Goles: 0-1. M. 6. Eliseu. 1-1. M. 8. Higuaín. 1-2. M. 17. Baha. 2-2. M. 37. Higuaín, de penalti. 2-3. M. 69. Apoño, de penalti. 3-3. M. 70. Higuaín. 4-3. M. 77. Higuaín marca tras fallar un penalti rechazado por Arnau.

Arbitro: Iturralde González. Expulsó a Sergio Ramos con roja directa (m. 43). También amonestó a Heinze, Higuaín, Gago, Weligton, Duda, Calleja y Apoño.

72.000 espectadores en el Bernabéu.

Eliseu atacó la muralla del Madrid por donde vio la brecha más grande: Marcelo. A los cinco minutos de partido encaró a su marcador y lo dejó en evidencia. Llegó a la línea de fondo y allí se encontró con Heinze. Le anunció que iba hacia el punto de penalti pero fue a la portería. Heinze entró al engaño mientras Eliseu alcanzaba el área chica. Gago le interceptó mandando el balón al palo. El rebote, sin embargo, fue a parar a donde nunca podía haber ido, de haber funcionado bien la defensa: a Eliseu. A la zurda de Eliseu, que reventó la red.

El gol dejó al Madrid temblando. El público percibía la fragilidad del equipo, sometido a tensiones fuertes, castigado por las lesiones y metido en la certidumbre. Entonces ocurrió algo que anticipó el desenlace del encuentro. Guti, que sobrevoló por encima del resto durante todo el partido, dirigió una jugada y dio un pase medido a Marcelo. Hubo un tiro, una parada de Arnau, y una aparición que no fue casual. Higuaín, aprovechándose de la falta de rigor en la zaga del Málaga, llegó al rechace y metió el zurdazo.

El gol del empate puso de manifiesto que la batalla consistiría en un intercambio de metralla. Habría transiciones rápidas y la incompetencia defensiva abundaría tanto como la intención de atacar. El Málaga está construido para tener el balón. Cuando lo pierde padece. Pero cuando lo administra lo emplea bien por los dos costados. Por la derecha, con Eliseu, o por la izquierda, con Duda. Precisamente fue Duda el que metió uno de esos centros rasos y peligrosos, a la espalda de los centrales. Baha se anticipó a Heinze y empujó a gol. Fue una ventaja breve. Weligton se desacreditó como defensa de jerarquía al tocar una pelota en el área. Higuaín ejecutó el penalti del segundo empate.

La expulsión de Ramos, a un minuto del descanso, por pisar a Eliseu, fue un mal augurio. Con un jugador menos, el Madrid tuvo pinta de equipo periclitado. El Bernabéu lo vio así, porque no salió del silencio. Había clima de funeral. La gente no se esperaba que continuara el trasiego. Pero así fue. En la reanudación, Gago le hizo penalti a Apoño y el Málaga se adelantó otra vez (2-3). El Madrid parecía sentenciado, pero Higuaín se resistió. El chico estaba decidido a doblegar el partido. Lo encendía una necesidad visceral de cumplir con su deber. Al primer balón que recibió a 20 metros del área, empalmó un tiro envenenado que entró pegado al palo. El gol tuvo un efecto incendiario en la hinchada y desmoralizó al Málaga.

El punto final no podía ponerlo nadie más cuando Calleja derribó a Higuaín. De penalti, el cuarto, también fue para el chico de la remontada. Como dijo Di Stéfano hace un año: "Éste Higuaín, si se aviva, aquí se pone las botas".

Higuaín celebra uno de sus cuatro goles.
Higuaín celebra uno de sus cuatro goles.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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