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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Arquitectura de camuflaje

HACIENDA ABASCAL, vino y gastronomía en la Ribera del Duero

Sin ruido y muy lentamente, como los grandes reservas, el grupo Arco Bodegas Unidas va consolidando su proyecto de Haciendas de España en diversos puntos de la geografía vitivinícola peninsular. A orillas del Duero, muy cerca de donde esa Denominación de Origen pone cerco al castillo de Peñafiel, la Hacienda Abascal aparece como un mirador sereno sobre el viñedo y los montes que lo entallan. ¿Aparece? Más bien lo contrario... Hay que reconocer el sesgo creativo del arquitecto Nacho Lliso, ex saxofonista de Esclarecidos y autor de otros hoteles bodega del grupo, como Hacienda Zorita y Hacienda Unamuno, en lograr la desaparición casi total del edificio en el paisaje vallisoletano. Desde la carretera general apenas se intuye un galpón claro emergente entre los pámpanos. Más cerca toman cuerpo dos cubos simétricos de piedra aplacada unidos entre sí por una estructura acristalada que da acceso a las salas de barricas y envejecimiento.

HACIENDA ABASCAL

PUNTUACIÓN: 7,5

Categoría: no tiene calificación oficial. Dirección: Carretera N-122, kilómetro 321,500. Quintanilla de Arriba (Valladolid). Teléfono: 902 10 99 02. Central de reservas: 902 10 99 02 (Haciendas de España). Internet: www.haciendas-espana.com. Instalaciones: jardín, terraza, bodega, sala de catas, salón de estar, comedor. Habitaciones: 4 dobles y 1 suite; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, TV satélite, minibar, secador de pelo. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite animales domésticos. Precios: desde 105 euros + 7% IVA la habitación doble; desayuno, 14 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: American Express, MasterCard, Visa.

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Perpendicular a la bodega, el camino de entrada rotula sobre la planitud del viñedo una composición de ambiente toscano, exageradamente efectista. Flanqueada por cipreses, la línea se antoja algo estrecha al paso de los vehículos. Ya en la fachada se impone un minimalismo contundente y respetuoso con su entorno, si no fuera porque la foto del cocinero Sergi Arola se lo come todo: el vidrio recibidor, el salón de estar, el comedor y hasta el salón-terraza de la azotea, como el dios todopoderoso de este paraíso. Luego, sus desayunos no son para tanto. Pero en la memoria queda su nombre.

Decoración sedante

Apenas toma protagonismo, en cambio, la decoración propuesta por la interiorista Mercedes Pérez de Castro. Acompasada con la estructura sobria del edificio, casi invisible, sedante. Así como el mobiliario, que ejerce bien sus funciones y proporciona el confort esperado en esta nueva ola del enoturismo castellano.

En espera de una futura ampliación a 40, cinco únicas habitaciones se alinean a lo largo de la fachada norte con unas vistas soberbias al cultivo desde sus medios ventanales. Amplias, pulcras, ambientadas en tonos terrosos, con buena cama y ducha a raudales. Todas descansan sobre la nave en la que envejecen los crianzas, visibles a través de los pasillos y visitables si se concierta con antelación suficiente en la mesa de recepción, escondida en la planta alta. La visita guiada incluye, como suele ser habitual, una cata interactiva en mesa retroiluminada y la compra opcional de los vinos elaborados en las 44 hectáreas que posee la finca.

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A la izquierda, terraza de la Hacienda Abascal, en Quintanilla de Arriba (Valladolid), con vistas a los viñedos y los montes que la rodean. A la derecha, imagen de Sergi Arola en un vidrio recibidor del establecimiento.
A la izquierda, terraza de la Hacienda Abascal, en Quintanilla de Arriba (Valladolid), con vistas a los viñedos y los montes que la rodean. A la derecha, imagen de Sergi Arola en un vidrio recibidor del establecimiento.

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