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La UPG quiere pasar a la ofensiva con el gallego

La ponencia política que la Unión do Povo Galego (UPG) someterá al debate de sus militantes en el XII Congreso que la esta organización, hegemónica en el seno del BNG, celebrará dentro de diez días, propone "una respuesta social" de "todas las fuerzas posibles" a favor del gallego y en contra del "refuerzo contundente de las políticas de reespañolización forzosa" puesta en marcha en los últimos meses. Esas políticas, impulsadas por la "Real Academia Española, medios de comunicación, elementos universitarios, asociaciones supuestamente cívicas teledirigidas políticamente" y "clubes financieros", componen una "ofensiva" ante la que "cobra aún mucho más valor la movilización social". La ponencia parte de una evaluación negativa de la normalización lingüística y por eso señala que, en la negociación de cualquier futuro acuerdo de Gobierno esta materia "ha de ser asunto central, irrenunciable y vinculante".

No es esta la única condición que la UPG quiere trasladar a la negociación con el PSdeG. En busca de un "espacio gallego de opinión e información", la organización dirigida por Francisco Rodríguez quiere que el BNG ponga fin a los servicios informativos de TVG como "aparato de propaganda del Gobierno del Estado y de una parte del Gobierno gallego, impidiendo, al mismo tiempo, el trabajo del nacionalismo". En cuanto a los medios privados, la UPG reclama, entre otros "objetivos prioritarios", que el dinero que reciben esté condicionando a una utilización del gallego no inferior al 20% en el caso de la prensa escrita y del 60% en el de los medios audiovisuales.

La ponencia de la UPG insiste además en la necesidad de que los miembros nacionalistas del Gobierno contrasten sus decisiones con los órganos de gobierno del Bloque. Y dedica un apartado específico a subrayar la importancia de asociar "símbolos fundamentales", como "el himno, el nombre de la nación y todos los elementos que nos identifican inequívocamente como gallegos, a cualquier lucha que merezca el nombre de nacionalista". También advierte del riesgo de diluir los principios nacionalistas: es "necesario fortalecer la idea nacionalista, un tanto debilitada, debido a la confusión ideológica y a una cierta ralentización de nuestro trabajo", reconoce el documento. "El nacionalismo no puede ser víctima de un tacticismo extremo que lo anule en la práctica", señala también la ponencia.

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