Un inmigrante denuncia a tres vigilantes de Cercanías por darle una paliza
"El bono no me pasa y los guardias de seguridad me dan una paliza". Los golpes tienen como consecuencia 11 puntos en una ceja y ocho en la sien, el cuerpo amoratado y un parte médico de lesiones. Así ha resumido Alfredo Díaz Marcelo, un inmigrante dominicano de 33 años, la pesadilla que sufrió el 28 de octubre en la estación de Atocha. El hombre asegura que recibió una "salvaje" paliza por parte de tres vigilantes de seguridad de Metro, aunque una portavoz de esta empresa ha negado la acusación y ha sostenido que el suceso tuvo lugar en la zona de Cercanías. La empresa de ferrocarriles admite el incidente, al tiempo que recuerda que los guardias no son trabajadores públicos. Para rizar el rizo, la propia empresa de seguridad denunciada, Segur Ibérica, se ha convertido en denunciante; dice que en la trifulca la víctima agredió a uno de sus empleados.
Díaz Marcelo ha denunciado su caso respaldado por representantes de la Asociación Voluntariado de Madres Dominicanas-Voluntariado Integración Internacional de Trabajadores (Vomade), que se presentará como acusación particular en la causa.
El bono "no pasaba"
Los hechos ocurrieron pasada la medianoche en Atocha, cuando el hombre pidió ayuda a un vigilante porque el bono no le "pasaba" por el torno cuando intentaba acceder al metro. "No vinieron con buen carácter, sino con la mano en la porra", ha afirmado el dominicano. Según su testimonio, nada más preguntar a uno de los guardias si le podría cambiar el bono, éste llamó a un compañero y, sin más palabras, recibió el "primer golpe" y comenzó la "paliza".
El vigilante se abalanzó sobre él y el joven le agarró la mano, lo que provocó que el otro agente le golpeara en la cabeza, provocándole una herida en la ceja izquierda. La sangre que le caía a borbotones por los ojos no le permitió ver con claridad a sus agresores. "Después me tiraron al suelo y me dieron en la espalda y en la cabeza", ha asegurado Alfredo, que viajaba solo y volvía de compras. Según su relato, pronto llegaron más agentes, que le retuvieron hasta la llegada de la policía. El joven pasó detenido dos días acusado de resistencia a la autoridad. Nunca hasta ahora, según su testimonio, había tenido problemas con la justicia, ni en España ni en su país.
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