La pista se quedó corta

Se quedaron a una decena de metros del mar y sin haber desembarcado del avión. Los 74 pasajeros escoceses y seis tripulantes que llegaban ayer por la mañana a Lanzarote desde Glasgow para tostarse en la isla de los volcanes durante una semana comenzaron sus vacaciones con un susto mayúsculo. El avión de la compañía Air Europa enfiló la pista del aeropuerto de Guacimeta "a muchísima velocidad", aseguraron varios pasajeros, aún con el corazón en la garganta. El Boeing 737 rodó como una bala por el asfalto hasta que consumió el último centímetro de los 2,4 kilómetros de pista.

"Empezamos a notar un fuerte olor a goma quemada, mucho humo y a oír ruidos extraños; estábamos realmente aterrorizados; mucho más cuando frenó bruscamente y se giró un poco a la izquierda", describió un pasajero. El morro del avión tocó la valla de seguridad, tras la cual sólo hay una carretera de apenas tres metros de ancho, un paseo marítimo, rocas y playa.

Un portavoz de la compañía, Julio Fernández, utilizó en la Cadena SER el eufemismo "aproximación desestabilizada" para achacar el suceso a las condiciones meteorológicas adversas. Pero, en realidad, la situación en la isla no era anormal. Se adelantó 24 horas a la declaración de alerta por lluvias y vientos: concretamente a las 7.15 soplaban en Lanzarote vientos de apenas 14 kilómetros a la hora.

"Las alas vibraban muchísimo y todos gritábamos", relataron otros pasajeros. El director de este aeródromo, Dionisio Canomanuel, recordó que hacía apenas dos días que se había efectuado un simulacro de emergencia, que funcionaron "perfectamente" todos los dispositivos y que la Comisión Nacional de Accidentes había abierto ya un expediente para investigar lo sucedido, aunque no adelantó ninguna hipótesis.

El exceso de velocidad, causa del aterrizaje de emergencia del avión de Air Europa en Lanzarote