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Signos

El teatro andaluz mira a los niños

La Muestra de El Puerto ofrece un mosaico de espectáculos infantiles y juveniles

Es un viento pequeño. Pequeño pero quiere ser importante. Pide consejo a su abuelo, quien le sugiere aprender de los demás vientos. Su viaje le llevará a conocer el viento que mueve las nubes y provoca la lluvia o al que hace girar las aspas de los molinos y produce energía. Él se siente más diminuto hasta que, al pasar por un parque, contempla la alegría que provoca entre los niños porque su aire es el que levanta las cometas o empuja a los pájaros. Ahí se da cuenta de que, a pesar de su tamaño, hace ya mucho tiempo que era importante. Es el argumento de la obra que la compañía gaditana La Gotera de Lazotea representará en la II Muestra de Teatro Andaluz, que arrancará el próximo lunes en El Puerto de Santa María (Cádiz), ambiciosas jornadas de convivencia escénica que este año descubren la pujanza de los espectáculos infantiles y juveniles.

"Los niños necesitan historias verdaderas. Reclamar su atención no es fácil"
"Hay que ser natural y tratar a los pequeños con mucho respeto"

El viento pequeño es un títere de mesa. La Gotera de Lazotea tiene experiencia acumulada de más de dos décadas. Su anterior y más reciente éxito, La gallina churra, consolidó a la compañía en el mercado escénico andaluz. "Somos partidarios de un gran acercamiento a los niños. No hay una gran manipulación en nuestros trabajos. Todo es muy artesanal. Queremos hacernos cercanos a los más pequeños", explica Eva Serna, una de las responsables de la compañía.

Su último espectáculo, que prácticamente estrenan en El Puerto, se basa en un cuento de Concha López Narváez e incide en la importancia de las pequeñas cosas. "Hacer teatro para niños parece sencillo pero es muy complicado. La gracia está precisamente en hacer parecer fácil algo que es muy difícil", añade Serna. El esfuerzo de quienes dirigen sus representaciones a los más pequeños se centra en encontrar historias sensibles pero no cursis. "Tienen que tener un intríngulis. Los niños necesitan historias verdaderas porque hoy en día están sometidos a muchos impactos. Reclamar su atención no es fácil", explica.

Es una idea que refuerza Elisa Vargas, quien junto a Iker Pérez, puso en marcha la compañía granadina Arena en los Bolsillos. Su labor da una vuelta de tuerca más en los espectáculos que se ofrecen para los más pequeños. Porque su teatro se dirige a bebés, niños entre uno y cuatro años. Muchos no saben todavía ni hablar pero sí captan la esencia de los estímulos visuales que le ofrecen los juegos de luces y los movimientos de las marionetas y las sombras. A El Puerto acuden con la obra Cuando vuelve la luna, que pasará por el festival Mimarte y que ha sido seleccionada por el programa Abecedaria 2009, un certamen donde el teatro para bebés también gana adeptos. "Cada vez hay un mayor número de compañías que miran a esta franja de edad. Hace unos años apenas existían pero ha aparecido un mercado que está moviendo a las compañías", detalla Elisa Vargas.

El jiennense Santos Sánchez está dando sus primeros pasos con la compañía Ymedioteatro, que ha ubicado en su pueblo, Torreperogil. Empezó hace sólo dos años con una versión del monólogo Novecento, de Alessandro Baricco. Junto a Álex Ramos y Meri Fernández representará en El Puerto Y la leyenda de Maese Pérez, el organista, basada en un cuento de Gustavo Adolfo Bécquer. "Estamos agotando la gallina de los huevos de oro", sentencia Sánchez cuando se le pregunta por el mercado del teatro infantil y juvenil. "No es que este tipo de producciones tengan una distribución más fácil. Pero abren un abanico de contratación para compañías de repertorio que pueden mantenerse así a flote", agrega.

Además de estas obras, los niños podrán dejarse atrapar por otras producciones que la Consejería de Cultura ha seleccionado para la II Muestra de Teatro Andaluz. Son Vamos que nos vamos, Nasrudin, de Alamar Teatro; La encina, de La Maquiné; El destino de Simón, de Pata Teatro; La noche que ilumina, de Yedra; Caperucita Rota y otros pedazos, de Escenoteca, y Cascarón de huevo, de Títeres Caracartón. "Hay que ser natural y tratar a los pequeños con mucho respeto", revela Eva Serna como clave para atrapar a los más menudos. Su colega Elisa Vargas lo tiene claro. "No son el público de mañana. Son los espectadores de hoy".

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