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Reportaje:

'Road movie' por corredoiras

Enrique Otero y Miguel de Lira ruedan 'Crebinsky' en Ortegal, Santiago y Portomarín

La protagonista de esta película de aventuras es una rubia espectacular que, con su primera experiencia en el cine, ya se ha ganado el derecho a que digan de ella que es una auténtica profesional. En sus escenas en los lugares orteganos de Loiba y Porto de Espasante no tuvo que repetir ni una sola toma y, como se puede advertir en el copión de Crebinsky, posee una mirada impactante, una apasionada mezcla de firmeza y ternura.

Esta estrella cinematográfica en ciernes, que responde al nombre de Kitana y pesa cerca de 500 kilos, acumula varias jornadas de trajín y de desplazamientos entre su casa, en Espasante, y Portomarín, donde su personaje, Mucha, vuelve a cobrar protagonismo. Ella se lo toma con bastante aplomo y procura no ponerse nerviosa, aunque a veces, cosas de las estrellas, bufe un poco.

La estrella es una rubia espectacular. Pesa 500 kilos y se llama 'Kitana'
"Más que los hermanos Coen, somos los hermanos Coren"

Bien atento a todos sus gestos está Coco, su dueño, porque Kitana, por cierto, es una vaca, la única compañía que los hermanos Feodor (Miguel de Lira) y Mijaíl (Sergio Zearreta, el cantante de Lamatumbá) tuvieron desde que, siendo niños, perdieron a sus padres. Además, es una ayuda excelente en su tarea cotidiana, que no es otra que la de andar ás crebas, es decir, recogiendo los objetos imprevisibles que las mareas dejan en la costa, como los restos de los naufragios.

De ahí que este guión que narra sus avatares se desarrolle en cinco lenguas: el idioma vaca, un código de gestos y gruñidos con el que se comunican los hermanos entre sí y con su madre de cuatro patas, ruso, en honor a las raíces eslavas de la familia Crebinsky-Cribeiro, gallego, castellano, alemán e inglés. Aunque nunca lleguen a enterarse, estos Rómulo y Remo en versión galaica se convierten en testigos de la historia, y casi protagonistas de la Segunda Guerra Mundial, en el deambular que retrata la película a modo de road movie, no de carretera, que no había en la Galicia de la primera mitad del siglo XX, sino de corredoira. "Van sin saber adónde y acaban descubriendo de dónde vienen", explica el director, Enrique Otero, que con Crebinsky se estrena en el terreno del largometraje.

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Miguel de Lira comparte con él la realización y el guión. "Es la historia de nuestra amistad", bromean. Sus respectivas empresas, Control Z y Cabo San Lourenzo, son, además, las productoras ejecutivas del proyecto, junto con Zircozine, la factoría recién creada por Luís Tosar y Farruco Castromán, que también cuentan con pequeños papeles. Para las tres productoras es su primera película, "una cinta 100% gallega", remarcan. "Al ver las características de la producción, un tipo de Madrid nos dijo que éramos como los hermanos Coen. Nosotros le respondimos que, más bien, somos los hermanos Coren", bromea el actor. Con algo más de un millón de euros, la película se considera de bajo presupuesto; eso y el tiempo récord de seis semanas entre septiembre y octubre para el rodaje. Celso Bugallo, Patricia de Lorenzo y Iolanda Muíños completan el elenco principal.

Tras la operación de soltar una boya en la playa de Esteiro, De Lira presenta sus quejas por la falta de especialistas en las escenas de riesgo. Los acantilados de O Picón imponen mucho respeto y con la mar rizada de octubre, la cosa pinta mal. "El 70% de la película transcurre en escenarios naturales, eso es una aventura en sí misma que casa perfectamente con la lógica de los personajes, teñida de realismo fantasioso", explica Otero quien, ligado personalmente a estos parajes, no ha podido renunciar a su belleza apabullante en sustitución de los enclaves de la Costa da Morte en los que rodó, en 2002, el cortometraje que ahora deviene en película.

Algunos de los interiores se recrean en la lonja de Espasante, un edificio inaugurado en 2001 que no ha tenido más actividad aparte del rodaje anterior. Para los vecinos de la localidad, la película es toda una atracción que incluso rivaliza con el cerdo Antón, que se pasea por sus calles como un marqués y llama a todas las puertas reclamando comida. Lo de soltar un cerdo por el pueblo antes de sortearlo a beneficio de la comisión de fiestas es una tradición centenaria. Todos arriman el hombro: la ingeniería doméstica es cosa de Macanudo, Pizano aporta cuerdas y canciones, Teresa cocina para ellos a diario, Coco les presentó a Kitana. Quizá porque la historia de estos hermanos les recuerda a Agapito, un crebeiro legendario de Espasante.

Sergio Zearreta y Miguel de Lira, en una escena de <i>Crebinsky.</i>
Sergio Zearreta y Miguel de Lira, en una escena de Crebinsky.

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