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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Delfino Borroni, último superviviente italiano de la I Guerra Mundial

Tenía 110 años recién cumplidos Delfino Borroni, el último superviviente italiano de la I Guerra Mundial y también último caballero de Vittorio Veneto, el honor concedido por la República en 1968 a todos los que combatieron en aquel conflicto al menos por seis meses. Borroni, nacido el 23 de agosto de 1898 en la provincia de Pavía, murió el domingo en un asilo de Milán. Tras su desaparición, en el mundo sólo quedan siete supervivientes vivos del conflicto: tres en el Reino Unido, dos en Canadá (entre ellos una mujer, Gladys Power, de 109 años), uno en Australia y uno en EE UU.

El ministro de Defensa, Ignazio La Russa, expresó su dolor por la desaparición del bersagliere, y recordó que Borroni tendrá un funeral de Estado. La ceremonia, que debía haberse celebrado en la catedral de Milán, se ha trasladado por deseo de la familia a Castano Primo, donde viven los 4 hijos y 13 nietos de Borroni. El bersagliere había sido noticia hace un mes, porque la oposición denunció que la pensión que le pagaba el Estado era de 40 euros.

En 1917, a los 19 años, Borroni fue movilizado por leva en la infantería ciclista. Luchó en el frente de Asiago, luego en el de Pasubio y más tarde en la célebre y trágica batalla de Caporetto, donde fue hecho prisionero por los austriacos, aunque consiguió huir semanas después. Acabada la guerra, en 1918, se colocó como mecánico, y más tarde fue maquinista en el Gamba de Legno (Pierna de Madera), histórico tranvía milanés.

El soldado fue testigo para docenas de historiadores, pues conservó siempre una memoria muy viva del conflicto. Un día salvó la vida haciéndose el muerto. "El sargento me mandó fuera de la trinchera a vigilar, le pregunté por qué debía ir yo si era el más joven y me contestó que todos los demás tenían hijos. Salí gateando, y enseguida un proyectil me dio en el casco. Me fingí muerto junto a dos cadáveres y cuando los austriacos se fueron alcancé a mis compañeros en la retirada. El sargento me cogió la cabeza y lloró".

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