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Reportaje:Comienza la NBA

Los Lakers apuntan a los Celtics

La baza de Andrew Bynum relanza al equipo de Pau Gasol frente al Big Three de Boston, fiado a su experiencia y eficacia para repetir un título con muchos aspirantes

Robert Álvarez

Al mal tiempo buena cara. David Stern, el comisionado de la NBA, optimiza los recursos en los despachos de una Liga que se concedió un respiro en las canchas gracias a dos acontecimientos capitales: la ansiada final entre los Celtics y los Lakers y el triunfo y la buena imagen que recuperó la selección estadounidense en los Juegos Olímpicos. Apoyado en ese colchón, en la baraja de excelentes jugadores que se consolidan en la mejor Liga del mundo, en la carne fresca que llega de otros países, Europa y Argentina esencialmente, y en la expansión que se palpa en China, Stern puede gestionar con cierta tranquilidad los resortes para alimentar a la competición con mayor salario medio del deporte mundial: 4,1 millones de euros. Grandes jugadores y grandes duelos. Eso es lo que necesita la máquina televisiva para continuar haciendo posible el lujo de una competición que, por otra parte, se presenta apasionante por lo mucho que pueden dar de sí dos clásicos como los Lakers y los Celtics y el coro de magníficos equipos que baten el cobre por estar a su altura.

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- La revancha deseada. Los Lakers no han cambiado mucho y, sin embargo, con la recuperación de Andrew Bynum, lesionado desde enero, dan la sensación estar en disposición de rendir mucho mejor que la pasada campaña. Ahora poseen más músculo, más capacidad para percutir cerca del aro, más dureza para hacer frente a los enormes pívots del torneo. Pau Gasol ya no está tan solo allí. De eso se puede beneficiar Kobe Bryant. Pero Phil Jackson tiene que ajustar las piezas, conseguir que Lamar Odom asuma el papel de sexto jugador si eso es lo que pretende alineando de nuevo a Radmanovic en el quinteto titular. La profundidad de banquillo que no tuvieron los Lakers el año pasado será una de las claves, máxime si Ariza, también lesionado durante una gran parte de la temporada, continúa subiendo el listón. Los Celtics pueden acusar la baja de Posey, que recaló en los Hornets. No parece importarles a los campeones que se mantienen desafiantes como ya sucedió en la final. "Somos mejor equipo que la pasada temporada y no me importa lo que los general managers hayan apostado por los Lakers", dice Doc Rivers, el entrenador del equipo de Boston que también ha perdido el concurso de P.J. Brown. Alejado de los focos, sin ningún representante en la selección olímpica, los Celtics dan la misma pinta que la pasada temporada en la que dominaron con todas las de la ley tanto en la fase regular como en los play offs. Nadie es capaz de repetir título desde que consiguieran el triplete precisamente los Lakers de Shaquille O'Neal y Kobe Bryant entre 2000 y 2002.

- La pujanza de Chris Paul. En una Liga repleta de magníficos bases, con Deron Williams, Jason Kidd, Steve Nash, Chauncey Billups , Monta Ellis o José Manuel Calderón, Chris Paul se ha asentado como un líder capaz de poner en órbita a los Hornets. A sus 23 años, el primer jugador de la NBA capaz de dominar las estadísticas de asistencia y robos desde que lo consiguiera John Stockton en 1992, Paul contará con un equipo similar al del año pasado reforzado por la presencia de ese sexto hombre estelar imprescindible en un aspirante al título. La franquicia de New Orleans ha jugado fuerte pagándole un contrato de casi 20 millones de euros por cuatro años a James Posey, el hombre que ya ha ganado dos anillos con los Heat de Miami y con los Celtics.

- Los Pistons ¿aún? Los de Detroit mantiene el mismo equipo que les dio el título en 2004 y que les ha permitido estar en los play offs con asiduidad. El principal cambio está en la primera silla de su banquillo. Cesado de forma fulminante Flip Saunders, el día después de que los Pistons fueran eliminados por los Celtics, dejó su puesto a su antiguo ayudante Michael Curry. Los Pistons trataron de fichar a Carmelo Anthony, sin éxito, claro. Y por fin se han encomendado de nuevo a sus veteranos all-stars, Billups, Hamilton, Wallace, además del campeón olímpico Prince y el también veterano McDyess. La energía renovada se espera que provenga de la perla de la pasada temporada, Rodney Stuckey, un fino alero de 22 años y 1,96 metros, además de la dureza bajo los aros de Jason Maxiell, de 25 años y 2,01 metros, además del último intento de recuperar al ex número uno del draft de la promoción de Pau Gasol, Kwame Brown.

- ¿La hora de Lebron James?La fuerza de la naturaleza, el jugador que fue saludado como el nuevo Michael Jordan desde que era apenas un adolescente, vuelve a la carga después de los últimos play offs, que poco menos se planteó como yo contra todo el mundo con un resultado insatisfactorio. Los Cavaliers están obligados a rearmar su potencial colectivo y eso pasa ante todo por conseguir que varios de sus componentes eleven su rendimiento, caso de Varejao o Pavlovic, y de que sepan extraer el máximo jugo a su nueva incorporación, Mo Williams, el base adquirido de los Bucks que relegará a Delonte West en el quinteto titular.

- Factores Artest y O'Neal. La NBA siempre concede una nueva oportunidad. Para muestra, más de un botón. Ron Artest, el tipo de los mil y un conflictos, ha sido fichado por los Rockets, un equipo con muchas aspiraciones, que ya la pasada temporada despuntó y se fue hasta las 55 victorias pese a una inoportuna lesión de Yao Ming. Con ambos, además de McGrady, Scola y Francis, los de Houston tratarán de progresar en la difícil Conferencia Oeste en la que San Antonio Spurs, Utah Jazz, Phoenix Suns, Dallas Mavericks y Portland Trail Blazers son los principales aspirantes a situarse en buena posición en los play offs. En la Conferencia Este, el objetivo de los Raptors será meterse, cuando menos, en la segunda ronda. Para ello han repescado del dolce far niente a Jermaine O'Neal, que languidecía en Indiana. La fortaleza del pívot, sobre el papel, es ciertamente lo que necesitaba un equipo con mucho talento pero poco músculo bajo los aros. Si O'Neal cumple con lo que se espera de él, si vuelve a ser el de sus primeros tiempos en Indiana, los Raptors pueden aspirar a llegar lejos. No será una cuestión menor haber resuelto definitivamente el conflicto existencial que se les planteó la pasada temporada cuando no supieron ver que José Manuel Calderón se hizo claramente acreedor al puesto de base titular adjudicado a TJ Ford. El jugador español, ya con un contrato a la altura de su rendimiento, 5,8 millones de euros esta temporada, dirigirá a un equipo muy remozado, pero que mantiene un esqueleto en apariencia muy consistente con Bosh, Parker, Moon, Bargnani y Kapono.

- Los españoles consagrados. Jamás una temporada de la NBA se presentó tan densa y rica desde el punto de vista español. Jorge Garbajosa prefirió dar carpetazo a su desigual experiencia en Toronto para recalar en el Khimki, uno de los nuevos ricos rusos, mientras que Juan Carlos Navarro desistió en su empeño de conseguir un contrato digno de su categoría en la NBA y prefirió regresar al Barça. Aún así, los desafíos empiezan a ser de primer orden para los españoles. Pau Gasol apunta claramente al título y, de paso, a ganarse un puesto en el All-Star. José Manuel Calderón ya acarició el año pasado la posibilidad de acudir a la convención anual de los mejores jugadores de la NBA. Por méritos propios, atendiendo a las estadísticas, hizo más que suficiente. Pero en la NBA, además de la calidad individual, se valora también la trayectoria del equipo en cuestión. Esta vez, los Raptors están llamados a dar un salto adelante y, de ser así, Calderón tendrá muchas más opciones de poder estar el próximo mes de febrero en el escaparate que se montará esta vez en Phoenix.

- Los españoles que se abren paso. También puede estar allí Rudy Fernández, un jugador que ha impactado como pocos en Estados Unidos después de su actuación los Juegos Olímpicos. Recibido en Portland con los honores de un héroe, parece que Rudy puede contar con bastantes minutos de juego en un equipo como los Blazers, llamado a ser una de las revelaciones de la tempoada. De aprovecharlos, el escolta mallorquín también optará a ser el rookie del año. Los grandes jugadores quieren estar en la NBA, aunque para ello deban renunciar incluso a salarios superiores como puede ser el caso de Rudy, que en su primer año en Portland percibirá unos 852.000 euros, bastante menos de lo que cobraría en Europa. Pero los jugadores son conscientes de que la NBA es el mejor escenario y de que, con trabajo, perseverancia y una pizca de suerte, se cumple el cuento de la lechera. Ése ha sido el caso de Sergio Rodríguez, al que los Blazers han renovado hasta 2010 haciendo valer una cláusula de prórroga de su contrato al igual que Roy y Aldridge. En un caso similiar al de Rudy, en cuanto a contrato y perspectivas de futuro se refiere, se encuentra Marc Gasol. Ha empezado con buen pie su experiencia en Memphis donde se ha ganado un puesto en el equipo titular. Los Grizzlies, por lo demás, después de su decepcionante pasada temporada, en la que sólo consiguieron ganar 22 de sus 82 partidos, deben escalar posiciones. La experiencia acumulada por Gay, Conley y Lowry, además de la aportación de veteranos como Jaric y Walker y la savia nueva que aportan Gasol y O.J. Mayo deben devolverle a la senda que perdieron hace ya varias temporadas.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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